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La joven castaña empujó levemente al hombre delante suya, permitiéndose pasar a la vivienda con total libertad.

– ¿Abandonaste una casa de tres pisos con piscina e incluso con su propio gimnasio para vivir en un departamento que se cae a pedazos? – preguntó, mirando a su alrededor de forma despectiva.

– ¿A qué has venido?

– Vine para hacerte entrar en razón y que vuelvas a casa, ambos sabíamos que no podías esconderte por el resto de tu vida.

Al margen de todo este asunto, Kim se encontraba escuchando desde la habitación del pelinegro la conversación tan extraña que andaban compartiendo los dos adultos.

No deseaba meterse en algo tan íntimo cómo parecía aquello más por la vergüenza que sentía al tener que ver de nuevo los ojos del hombre que casi besaba segundos antes.

– Yuna, deje todo claro en ese entonces y no he cambiado de opinión, no pienso seguir siendo el títere de mi familia, ¿comprendes? – la voz de Jungkook se escuchaba algo fatigada, cómo si hablar con esa mujer le restara años de vida.

– Bien, ¿en dónde está mi habitación entonces? – dijo caminando por los alrededores del apartamento. – ¿Qué? ¿Pensabas que iba a renunciar a casarme contigo? Puede que ahora no sientas nada, pero te aseguro que tarde o temprano lo harás.

Taehyung, sorprendido y sin entender las palabras de la mujer se mantuvo inmóvil al ver cómo la puerta de la habitación del mayor era abierta, revelando a una mujer hermosa.

Ambos compartieron miradas por unos segundos, hasta que Yuna pareció comprender de quién se trataba. – ¿Por qué no me dijiste que tenías un sirviente? Parece que al final también te gusto la idea del personal, aunque es bastante joven.

Rápidamente, el pelinegro al escuchar esas palabras entró en la habitación, no permitiendo que Yuna tratase de esa forma al menor. – Deberías tener algo de respeto, si es que sabes lo que significa y para tu información no es un sirviente, se llama Kim Taehyung y es mi...

– Soy su alumno, necesitaba reforzar su asignatura y le pregunté si podía tomar algunas tutorías privadas. – comentó interrumpiendo al contrario teniendo su mirada fija en la mujer que le miraba con notorio desprecio.

– ¿Das las tutorías en tu habitación y sin ningún libro de por medio? Vaya, si que eres un buen profesor, Jungkook. – con ironía, Yuna se dio la vuelta dirigiéndose a la entrada girándose antes de abrir la puerta. – No te preocupes, le comentaré sobre este incidente a tu padre y volveré pronto, no te dará tiempo ni a extrañarme.

Para sin decir ni una sola palabra más abrir la puerta y desaparecer por esta, habiendo creado con su visita un montón de problemas de los cuales se encontraba orgullosa.

El menor no sabía que pensar en ese momento y Jeon no sabía por donde iniciar su explicación, aparte de todo el incidente anterior a la llegada de la mujer.

– ¿Tienes una prometida? – susurró, mirando a Jungkook en busca de alguna explicación, porqué Kim sabía que si bien no tenía derecho a pedirle explicaciones al contrario habían estado a segundos de besarse y comenzaba a sentirse usado.

Había encontrado una confianza en el pelinegro que parecía imposible pensar que se formó en tan poco tiempo, una confianza que en ese momento comenzaba a tambalearse.

– No, ella no es mi prometida, porqué yo nunca accedí a que lo fuera. – comentó acercándose más al menor. – Yuna es hija de una amiga de mis padres, es debido a esto que cuando mi padre necesitó dinero y deseaba tener un nieto le propuso la idea del casamiento a la familia de ella. Todo con el objetivo de conseguir dinero y parte de la empresa de la otra familia.

– ¿Cómo es que tu padre pudo proponer algo tan horrible? ¿No te pidió tu opinión al respecto? – asombrado se sentó en la cama para escuchar más detenidamente la historia del mayor, agradeciendo en silencio que le contara esa parte de él.

Jungkook, sentándose a su lado negó cómo respuesta. – No lo sé y en este momento no deseo averiguarlo, solo pensar en el tema me genera rabia, solo deseaba aclararte la situación y que supieras que en ningún momento te mentí. – murmuró, mirando el rostro contrario con una pequeña sonrisa. – Tae, ¿deseas que hablemos sobre lo que sucedió antes de que el timbre sonará? Podemos hacer cómo si nada hubiese pasado si lo deseas.

Esa pregunta hizo que el rubio comenzará a preocuparse, pero tenía que ser valiente y hacerse cargo de sus acciones, porqué no había sido solo su culpa.

Ambos sin darse cuenta estaban iniciando un juego sin un fin próximo aparente, el mismo juego que cambiaría sus vidas sufriendo varias consecuencias si aceptaban seguirlo.

Un juego que aún podían detener, porqué cuando comenzara totalmente sería imposible ponerle fin, porqué no había nada más peligroso que dos corazones con fuertes sentimientos en su interior, dos corazones que sabían con certeza el peligro que corrían y que uno de ellos saldría lastimado.

PromiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora