Promise

15

Esa mañana a diferencia de la anterior Jungkook despertaría por obra de una de sus alarmas la cual le avisaría que era hora de empezar ese nuevo día.

Después de apagar las seguidas alarmas que sonaban abrió sus ojos con pereza, descubriendo que estaba solo en su cama o bueno, eso fue hasta fijarse en el cuerpo en forma de bola que se escondía bajo las mantas.

Con una sonrisa, se propuso despertarle obteniendo solo reproches por parte del rubio nada más sacar su cabeza de las cálidas colchas.

– Arriba, Tae, son las nueve. – murmuró en un tono dulce, mientras peinaba levemente los mechones rubios con sus dedos.

– ¡Quién mierda se levanta un domingo a las nueve!

Jeon aguantando una risa, observó que sería imposible despertar al pequeño bulto a su lado, por lo que se levantó de la cama para segundos después cargar en sus brazos al estudiante aún estando en vuelto en las sábanas.

Pataleando el menor al final acabo aceptando su derrota, escondiéndose en el pecho del profesor intentando lograr unos cuántos segundos más de sueño.

Al llegar al baño, Jungkook dejo a su alumno sobre el váter mientras el sacaba su cepillo de dientes y el del menor, el mismo que compró ayer por la tarde.

Taehyung bostezaba mientras pasaba ambas de sus manos por sus ojos aún enfadado por la hora, cosa que al pelinegro se le hacía totalmente adorable. – Buenos días, príncipe durmiente.

– Púdrete. – farfulló levantándose y tomando el cepillo de dientes que le ofrecía el mayor.

Tiempo después cuando ambos ya se habían aseado y desayunado, Kim fue consciente de todas las llamadas perdidas que tenía de su padre, teniendo un poco de miedo al no haber aparecido por casa en esos días.

– ¿Quieres que te lleve yo? No dejaré que te haga nada.

– Mi padre no es alguien agresivo, Jungkook, solo está preocupado.

Suspirando, el mayor tomó de los hombros al estudiante delante suya para hacer que lo mirase. – Tae, alguien que se preocupa por ti no te lo demuestra de ese modo.

Negando con su cabeza, se alejó del contrario dirigiéndose a la habitación para comenzar a vestirse.

– Tú no lo entiendes y tampoco espero que lo hagas, él solo me tiene a mí, no puedo dejarlo.

– Escúchate, no estás hablando de él, estás hablando de ti. Te da miedo quedarte solo y por eso te aferras a la relación con tu padre cómo si fuera lo único que tienes por el miedo a quedarte solo. Estás aguantando cosas que te hacen daño, que son tóxicas, para no acabar sin nadie, ¿te das cuenta?

Kim negó múltiples veces, intentando negar la realidad, intentando negar lo que realmente pasaba.

Jungkook, al notar que había sido algo duro con sus palabras se acercó para envolver a su alumno en un abrazo, siendo alejado por el mismo.

– No necesito tu lástima, ni tus palabras de consuelo y mucho menos que opines sobre mi vida. Mi padre me quiere y está preocupado por mí, me da igual lo que creas o pienses, solo yo sé la realidad.

Asintiendo, Jeon se alejó de él, sabiendo que no podría hacer que el menor abriera los ojos y se diera cuenta de su verdadera realidad.

Esa mañana terminaría muy diferente a cómo inicio, con el regreso de  Taehyung a su hogar teniendo cómo consecuencia a su padre huyendo de la vivienda al pensar que había matado a su propio hijo después de tantos golpes que recibió aquel débil cuerpo y con Jungkook intentando localizar al menor después de su ida, no obteniendo ni un solo mensaje de su parte aumentando su preocupación.

El pelinegro esa noche le resultaría imposible dormir, revisando constantemente su teléfono con la esperanza de recibir cualquier noticia del rubio.

Noticia que no recibiría ni esa noche ni a la mañana siguiente.
Noticia que capaz nunca recibiría.

El error de Taehyung había sido no aceptar su realidad o en verdad no conocer esta, error que tuvo un costo mucho mayor del esperado.

Mientras que el error de Jungkook fue permitir que ese día el dueño de su corazón abandonará aquel departamento, dejándole que regrese al infierno.

Él era el que había conseguido aflojar la cadena del ángel, pero era el mismo que no quiso hacerlo sentir prisionero y por eso, había dejado que se escapara, provocando que Satanás volviera a tener a su ángel favorito en su colección.