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El ambiente se volvió algo incómodo al tocar ese tema, ninguno parecía estar listo para afrontarlo, pero sabían que debían hacerlo.

– Fue solo un descuido de ambos, no estábamos pensando correctamente y nos dejamos llevar. – Jungkook, al escuchar las palabras del contrario alzó una de sus cejas con curiosidad por lo que decía.

– ¿Un descuido lo que pasó? No creo que fuera en realidad eso.

– Jungkook, eres mi maestro y la diferencia de edad es de más de diez años, ¿qué podría pasar entre ambos?

El pelinegro dejo de escuchar a su alumno después de un tiempo acercándose a él más notoriamente.

– Eso lo veo más como una excusa para no afrontar la realidad. – tomando las manos del contrario entre las suyas continuo hablando. – Tae, no quiero que sientas que te estoy obligando a hablar sobre esto, pero poner excusas no va a cambiar lo sucedido. Es notorio que entre ambos ahora mismo hay cierta tensión y eso está bien, no tienes porqué sentirte incómodo, ¿de acuerdo? Nunca voy a hacer algo sin tener tu consentimiento.

El menor asintió, conteniendo miles de emociones en ese momento aunque al contrario darse cuenta lo envolvió en un cálido abrazo.

Estuvieron de esa forma por largos minutos, sin decir ni una palabra, porque ambos con ese abrazo ya estaban expresando todo lo que sentían.

Jungkook proporcionaba leves caricias en la espalda del rubio, abrazándolo con más fuerza al escuchar el inicio de su llanto, por lo que delicadamente dejo un pequeño beso en su cabeza, dejando que se desahogara por todo el tiempo que él necesitara.

Cuando el estudiante se calmó al mayor se le ocurrió la idea de pedir comida a domicilio, dejándole a él ordenar lo que quisiera mientras ponía una serie o película en la televisión.

Tiempo después, cuando la comida pedida por el menor llegó ambos se sentaron en el sofá siendo sorprendido el mayor por la comida recibida. Este se esperaba cualquier comida basura, pero para su sorpresa el menor había ordenado dos ensaladas.

– ¿Qué? Es una cena ligera. – murmuró, abriendo uno de los envases donde se encontraba la ensalada.

Negando con una sonrisa, Jungkook comenzó a comerse aquella ensalada aún sino le gustaba demasiado la verdura con tal de que el pequeño chico a su lado estuviera bien.

En algún momento de esa noche, Taehyung se quedo dormido sobre el hombro del mayor, el cuál al ver lo adorable que se veía su alumno no pudo evitar querer tomarle una foto.

Reprimiendo ese instinto y viendo la hora que era, tomó al menor entre sus brazos para llevarlo a la habitación y que descansará cómodamente en su cama.

Cuando fue a soltar a Taehyung este se aferró a su cuello aún dormido, no permitiendo que lo dejara en la cama, por lo que cómo única solución decidió acostarse junto a él y de ese modo el menor lo soltó poco a poco, aunque aún tenía sus brazos en el pecho contrario para asegurarse de que no se fuera de su lado.

Jungkook decidió que cuando el rubio estuviera más dormido volvería al sofá, no teniendo en cuenta que minutos después el caería en un sueño profundo por obra de Morfeo.

Ambos estaban profundamente dormidos cómo para darse cuenta de lo que estaba sucediendo fuera de ese departamento, sin tener ni idea de lo que encontrarían en esas carpetas que tomaron de la cabaña.

Ellos simplemente estaban dejando que sus corazones mandasen en su destino, no siendo consciente de lo peligroso que era. 

Una relación que sería prohibida por mucho tiempo si decidían iniciarla o una relación que podía nunca existir por todos los problemas que les traería.

Aunque lo más preocupante era que habían despertado a una bestia dormida, una bestia que planeaba alejarlos a ambos aún si eso significaba que debía haber sangre de por medio.

Una bestia que estaba más cerca de lo que pensaban.

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