Quieres que te cuente de mi

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Capítulo XIX

Quieres que te cuente de mi

Pasaron otras dos semanas, las burlas de la chica habían durado casi dos días completos en los cuales ella no había desperdiciado ninguna oportunidad de restregarle en la cara que había perdido el reto, en especial durante la hora de comer. Durante ese tiempo Daniel y Nadenka utilizaron el transporte público varias veces con el fin de que esta última aprendiera a movilizarse por sí misma. Después de la media jornada de trabajo él la enviaba de vuelta a casa, afortunadamente para ella la parada de buses estaba solo cruzando la calle y la otra estaba detrás de la casa así que prácticamente no tenía que caminar, la primera vez que los usó Daniel la había acompañado solo para asegurarse de que conocía el camino, nada más llegar a casa el volvió a irse; los días siguientes a eso Daniel únicamente la acompañaba hasta que subiera al autobús y volvía al trabajo, tuvo que usar una capucha y una bufanda para ocultar se cara, si la miraban de forma sospechosa, solo tenía que toser para tranquilizaros a todos.

Ahora los dos estaban en el local recostados en la repisa, al ser temprano todavía no había llegado ningún cliente así que los dos estaban aburridos.

- ¿Qué hacemos hasta que llegue algún cliente? -

Daniel hizo circulitos sobre el cristal, su tono de voz sería suficiente para aburrir a alguien,

- Normalmente cuando no hay nadie me molestas con alguna lección ¿Por qué hoy no? -

Contestó Nadenka con un tono similar. Se sentía extrañamente cansada el día de hoy.

- Estoy sin ánimo para darte alguna lección. -

Añadió dando un leve bostezo.

La pelirroja levantó una ceja levemente con curiosidad.

- Me sorprende, es la primera vez que te veo tan desanimado. -

Nadenka se sentó erguida cuando el motor de un auto sonó, era posible que fuese un cliente nuevo por lo cual debían de poner su mejor expresión.

Se había adaptado muy bien a ese trabajo y después de una semana se memorizó el nombre de una buena parte de los productos. Seguía sin saber para que servían todos pero no era un problema, Daniel siempre la cubría si algún tema era muy difícil para ella además de encargarse de alguna revisión mecánica, o si algún cliente pedía detalles sobre el producto, vio el auto pasar sin detenerse así que se relajó un poco.

- Oye hombrecito...-

Nadenka se giró en dirección a Daniel; después de su victoria en el reto de comida ella empezó a llamarlo así cosa que de inmediato fue rechazada por su anfitrión, luego de una sonrisa descarada ella simplemente lo ignoró y continuó llamándolo de esa forma.

- ¿Qué sucede? -

- Tengo un poco de curiosidad y puede ser un poco raro pero ¿Quién te enseño a pelear? -

La chica lo miró expectante a su respuesta mientras el solo giraba lentamente su rostro para encontrar sus miradas buscando confirmar su pregunta.

Daniel no esperaba que ella le preguntara eso, no había ningún problema en responderle algo tan simple así que se sentó correctamente para que ella lo escuchara mejor.

- Eso es algo que me enseñó mi abuelo, me dijo "un hombre debe de ser fuerte para poder protegerse a sí mismo y a sus metas" por eso, desde que era un niño me entrenó en varios estilos de combate, también me llevó con algunos de sus amigos para variar de estilos. -

Daniel soltó una leve risa mientras recordaba las interacciones con su abuelo y sus maestros; ya que sus padres murieron en un accidente cuando aún era joven casi todos sus recuerdos lo incluían solo a él, a sus abuelos y a sus maestros.

El precio por ser las más hermosa. (+18) (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora