Mi pasado (primera parte)

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Capítulo XXIV

Mi pasado

En las primeras horas de la mañana un Daniel de 10 años corría con unas pequeñas pesas envueltas en las muñecas, en los tobillos y un pequeño chaleco, por las indicaciones en estas el conjunto completo no debería de pesar más de 8 lb, junto a él en una bicicleta lo acompañaba su abuelo mientras gritaba rimas militares las cuales el niño repetía.

El hombre parecía estar alrededor de sus 60 años, quizás un poco más, algunas canas decorando sus cienes, aun parecía estar en una buena condición física pese a su edad, sus ojos marrón oscuro estaban decorados con un pequeña cicatriz bajo el ojo derecho.

La carrera duró un total de 30 minutos en los cuales volvieron a casa, está en si tenía dos pisos bastante grandes y estaba rodeada con un pequeño jardín con varios tipos de flores.

- Bien hecho mijo, ahora es momento de los estiramientos, apúrate y date un baño que tienes que ir a la escuela. –

El hombre empujó la bicicleta y la metió dentro de casa.

- Oye abuelo Vicente ¿por qué tengo que salir a correr tan temprano? –

Daniel hizo un pequeño berrinche al tener que salir tan temprano en la mañana.

- No creas que te voy a dejar ver la televisión por tanto tiempo muchachito, a tus abuelas no les gusta que estes tanto rato frente a esa cosa. –

Respondió el anciano en un tono algo asustado.

- Te da miedo la abuela, te da miedo la abuela. –

Daniel empezó a burlarse de la expresión de su abuelo.

- No digas tonteras carajo. –

El hombre lo regañó un poco.

- Daniel, mijo apúrate que tienes que desayunar. –

Se escuchó la voz de una mujer de una de los cuartos de la casa.

- Ya voy abuela Ana. –

Contestó sin ánimos el niño mientras terminaba de estirarse.

- Llámale a tus abuelos también –

Dio un grito final la mujer. Daniel se quedó en silencio y simplemente obedeció la orden, corrió a la parte superior de la casa y tocó la puerta de uno de los cuartos.

- Buenos días abuelo Mateo, abuela Inés, dice la abuela Ana que bajen a comer. –

- Buenos días mijo, dile a Anita que ya vamos. –

Los dos ancianos frente a él eran sus abuelo maternos, era considerablemente mayores a sus otros abuelos luciendo alrededor de 70 años, su cabello estaba decorado con muchas más canas que la otra pareja de adultos pero dejaba ver rastros de su color negro anterior, sus ojos eran del mismo color, su piel era de un tinte similar al de Daniel pero más oscuro por la edad.

- ¿Quieren que les traiga el desayuno a la cama? –

- No mijo, así está bien, no te preocupes. –

- Entonces los espero abajo. –

- No te molestes, tú tienes que prepararte para ir a la escuela. –

- Está bien. –

Daniel bajó corriendo las escaleras y se sentó frente a la mesa.

- ¿Qué dicen doña Inés y don Mateo? –

El precio por ser las más hermosa. (+18) (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora