Las amenazas crecen en las sombras

75 4 0
                                    

Capitulo XXXIV

Las amenazas crecen en las sombras.

En una oficina obscura casi vacía a excepción por un escritorio con su silla y una repisa, se encontraba Bianca mirando el teléfono, el cual, a juzgar por el bajo nivel de batería, posiblemente fue usado por mucho tiempo.

- ¿Te burlas de mi verdad? ¿Piensas que perdí? ¿Piensas que no te voy a encontrar?...No seas tonta, no hay forma en la que puedas huir de mi...¿Crees que puedes desaparecer sin mi permiso?....Ni lo sueñes perra, tu solo eres otra puta como tantas y yo soy una reina, soy "La Reina". –

Se quedó en silencio como si esperara una respuesta. El silencio se vio interrumpido por su propia risa.

- jajaja, te burlas de mi verdad, tu y ese imbécil, no creas que puedes burlarte de mí y salir bien librada, jajaja...tu volverás a mi encadenada, humillada y rota, ese estúpido se volverá mi juguete pero...ya que soy una mujer generosa te permitiré mirar mientras yo juego con él...no te parece maravilloso...–

Bianca se inclinó hacía adelante dejando caer el abrigo que la cubría. Al hacerlo, su piel desnuda fue visible para quien sea lo suficientemente afortunado como para mirar por su ventana. Llevó una de sus manos a su coño, la otra a sus seños y empezó a jugar consigo misma.

- Ver a un hombre tan presumido como él suplicando por misericordia...–

Se quietó la ropa interior y comenzó a tocarse directamente.

- Verlo perder su dignidad, su orgullo, su voluntad...verlo suplicar por misericordia para después suplicar por placer aahh. –

Gimió en alto al final, se abrazó a sí misma y arqueó las piernas por la excitación.

- Me encantaría compartir eso contigo. –

El sonido de la puerta rompió con el silencio pero no respondió, estaba demasiado concentrada en su propios pensamientos como para reaccionar a los estímulos exteriores.

- Señora, ¿puedo pasar? –

La voz de Federico se escuchó desde el exterior.

- Adelante querido. –

- Señora, hay nuevas instrucciones del jefe. –

El hombre entró con una carpeta en su mano.

- Muy bien, me encargaré de eso pero por ahora ¿Cómo va el otro asunto? –

Sonrió con malicia ante el último tema.

- He enviado a varias personas a infiltrarse en el sistema de transporte pero aún no encuentran nada señora, lo siento. –

El hombre hizo una pequeña reverencia como disculpa.

- En ese caso intensifica la búsqueda, haz lo que tengas que hacer pero quiero a esa perra de rodillas ante mí, sube el precio por su cabeza, págale a quien tengas que pagar, has lo que sea para encontrarla. –

Su sonrisa cruel se intensifico.

- Entendido, se hará como usted desea mi señora. –

El hombre no se inmutó en la más mínimo ante la expresión de su jefa, solo acató la orden y salió de la habitación.

- Sé que sigues aquí, lo siento en mi corazón...no tienes por qué ponerte triste, muy pronto volveremos a estar juntas, no tienes que impacientarte...espera por mí, te prometo que no descansaré hasta encontrarte, después de todo eres mía. –

Bianca no perdía de vista la foto de Nadenka, un mirada vacía, cruel y llena de locura crecía en sus ojos.

El precio por ser las más hermosa. (+18) (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora