Capítulo XXXII
No me habías llamado así
El silencio era tenso, pesado, molesto, triste, no habían pasado por algo similar por varias semanas, el tiempo parecía correr lento para ambos alargando su angustia, sin embargo tarde o temprano unos de los dos tendría que romperlo.
- En ese caso lo mejor que puedo hacer es desearte buena suerte y acompañarte a buscar lo que necesitas para tu viaje. –
Daniel trató de sonar relajado.
- ¿Estás seguro? Vas a perder otro día de trabajo por mi culpa. –
Nadenka intentó animarse.
- No creo que haga demasiado daño si por hoy abro medio día. –
Daniel se levantó de la silla y salió de la habitación.
- Iré a correr con Leo, volveré enseguida. –
Con una mirada sombría tomó el arnés de su mascota y salió, su rutina diaria dándoles a los dos la excusa perfecta para poder evitar la situación, al menos momentáneamente.
- Ten cuidado. –
Daniel corría con toda su fuerza esperando que el ardor en su cuerpo sustituyera la helada sensación en sus entrañas. Poco a poco fue disminuyendo la velocidad para recuperar algo de fuerza antes de volver a incrementarla tanto como pudiera.
- ¿Por qué te entristeces?...Sabías que este día llegaría...eres un estúpido...solo tenías que hacer una cosa...solo una y fallaste...mírate...corriendo como un cobarde...eres patético. –
Se gritó a sí mismo. Llegó al rio en mucho menos tiempo de lo normal, sentía sus piernas temblorosas por presionarse tanto a sí mismo, dejó de correr y empezó a caminar para poder recuperarse.
- Deja de actuar como un idiota, este es el preciso momento en el que tienes que mantenerte firme...ella no necesita verte triste así que recomponte, tienes que ser fuerte para que pueda irse tranquila...desde el inicio la estabas preparando para esto...tienes que terminar lo que comenzaste...deja de temblar...deja de temblar...deja de temblar mierda. –
Volvió a gritarse dándose unas fuertes palmadas en las piernas.
- Tienes que comportarte como un hombre. –
Caminó a la orilla del rio, se apoyó sobre una roca y se arrojó un poco de agua fría tratando de recomponerse.
- Se un hombre maldita sea. –
Se gritó de nuevo mirando con molestia su propio reflejo. Se quedó en esa posición por un par de minutos antes de emprender su camino de regreso, todavía se sentía algo indispuesto pero podría manejar la situación.
Nadenka miró con tristeza como Daniel salía con Leo, se quedó parada en ese lugar por varios segundos, se hubiera quedado por más tiempo pero pesé a como se sentía, tendría que mantener las apariencias, no pasaría mucho tiempo antes de que Fernanda se levantara para ayudarla a preparar el desayuno. Caminó en dirección a la cocina para iniciar los preparativos, trató de concentrarse en el trabajo para distraer su mente.
- Esto es lo que quería, debo de actuar con normalidad para que los demás no sospechen nada, tengo que ser fuerte, es por esto por lo que acepté quedarme en primer lugar, tampoco puedo seguir involucrando más a personas inocentes en esta situación...cuando me vaya ellos podrán tener una vida tranquila...la señora Fernanda y su familia no tendrán que correr tanto peligro...es lo mejor para todos, en especial para él...sobre todo para él. –
Nadenka dejó lo que hacía quedándose de pie, inerte. Recobró la compostura cuando escuchó pasos que se movían en su dirección, lo más probable es que fuese Fernanda quien varias veces se levantó para ayudarla a preparar el desayuno. Tal como supuso la morena ingresó en la cocina, lucia bastante desarreglada señal de que acababa de despertarse.
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El precio por ser las más hermosa. (+18) (Borrador)
RomanceNadenka era una chica anormal. Una belleza que roza lo sobrenatural, una mente ágil, gente que la amaba y la cuidaba. Todo lo que alguien desearía para ser feliz. Sin embargo, en un giro cruel del destino, su idílico mundo se derrumba, dejándola exp...