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Tom

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No te culpo por no haber llegado y tampoco te culpo por ya no quererme. Ni yo mismo me querría con todo el daño que te hice en tan poco tiempo.

Aún te sigo recordando, Ojitos dorados. Es una lastima que sea a través de recuerdo del pasado y no en cada momento del presente.

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Seis meses después...

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¿Han experimentado esa existencia muerta, en un mundo donde todos están vivos, menos tú? ¿Cuando te sientes el personaje secundario de tu propia vida miserable y sin escapatoria? Tal y como se trataría una película de trastornos.

Último día de la jodida gira y me siento la persona más asquerosa que pueda existir. Hace menos de veinticuatro horas, el botones, a quién dejé encargado de avisarme cualquier cosa sobre Isa, me dio la dolorosa noticia de que Isabelle ya no vive en el edificio desde hace un par de días atrás y no puedo sentirme más deprimido por eso.

Todas las malditas ganas que tenía de volver a New York, se habían extinguido después de esa llamada y prefiero mil veces quedarme tirado por ahí. Ya no volver a ese departamento, donde ya no queda nada que me importe.

— ¡Al escenario en dos minutos! —

Cerré mis ojos por última vez, hundiendo mi rostro en esa manta cálida grisácea, mientras olfateaba el dulce aroma que aún no era extinguida de la tela. Es algo que aún podía recordar de ella y no quiero perderlo.

𝐃𝐄𝐏Á𝐑𝐓𝐄𝐌𝐄𝐍𝐓 𝟐𝟎𝟔 | 𝐓𝐨𝐦 𝐤𝐚𝐮𝐥𝐢𝐭𝐳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora