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Isabelle

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La última mirada que me diste antes de irte, en como tus manos sostuvieron las mías y tus labios se juntaron con mi corazón, jamás sería suficiente para mantener tu amor con vida.

¿Era necesario hacer todo esto? ¿Es necesario gastar toda tu vida por una basura como yo? Tenias mucho por delante y me niego a aceptar sentir tu último suspiro.

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Desde hacía días que el dormir por las noches ya no es algo que pueda hacer con facilidad, los pensamientos me abrumaron y los malos recuerdos me consumieron. ¿Esto es culpa mía? Porque ese infeliz seguro está descansando y yo estoy malgastando mi cerebro hasta matarlo.

Yo no debería estar cuestionando mi integridad por un suceso como este, donde claramente el culpable es ese idiota y no yo. Jamás quise que sucediera de esta manera, nunca pensé que alguien como él, me haría daño.

— Dios...—
Golpeé con fuerza las mantas que cubrían mi regazo en la cama, para luego tomar mi teléfono y mirar la hora. Cuatro y media de la mañana y sigo sin poder dormir una mierda.

Iba a dejar mi teléfono nuevamente en la mesita de noche para volver a intentar dormir, cuando una llamada entrante se coló en la pantalla. Esto fue extraño, pusto a que nadie se le ocurre llamar tan tarde y mucho menos un día martes.

Miré el nombre que salía en pantalla y era Bill. ¿El palinegro llamándome después de romper con su hermano? Que estrés, seguro es para reclamarme y decirme que soy la peor persona del mundo, así como lo haría cualquier gemelo por el otro.

— Como sea.—
Ignoré la llamada y volví a dejar el teléfono en la mesa de noche, donde ni siquiera duró más de diez segundos en silencio, cuando nuevamente comenzó a sonar la música que indicaba la llamada. Carajo, cada vez el mundo está tratando de matarme más de lo que ya estoy.

𝐃𝐄𝐏Á𝐑𝐓𝐄𝐌𝐄𝐍𝐓 𝟐𝟎𝟔 | 𝐓𝐨𝐦 𝐤𝐚𝐮𝐥𝐢𝐭𝐳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora