𝐃𝐄𝐏Á𝐑𝐓𝐄𝐌𝐄𝐍𝐓 𝟐𝟎𝟔 | 𝐓𝐨𝐦 𝐤𝐚𝐮𝐥𝐢𝐭𝐳

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Tom

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A veces nos aferramos al pasado y creemos que necesitamos mantenerlo encima de nuestra espalda, siendo una carga más, para lo que se vendrá después.

Solo ahí entiendes, que la necesidad de llevar una mochila pesada, será más difícil, que llevar lo necesario en una mochila pequeña. Que a veces respirar el oxigeno dañino de la ciudad, es peor, que ahogarse con el viento limpio, soplando tu rostro en una pradera.

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Hoy es el gran día, donde las nubes no serán grises, donde el cielo estará más despejado que nunca y las calles van mantenerse en tranquilidad absoluta. Donde la sangre puesta en las palmas de mis manos, van a escurrirse de gota en gota, hasta llegar a los pies de ese hijos de puta.

Estando a minutos de sentir el aire tenso en el ambiente, de esa extensa reunión concurrida por gente importante. El juez será dará la sentencia, los demás serán los testigos y yo seré el maldito sentenciado.

Mi abogado me ha explicado con detalles, lo que debo hacer, decir y hasta me dio la orden de mantener mi ánimo lo más seguro y alivianado posible. En pocas palabras, debo ser un maldito chupa pollas del juez y verme como el hombre perfecto.

Aún estando en mi celda, con el alma colgando de un hilo y unas extrañas ganas de vomitar por la ansiedad, solo podia pensar en ella y en lo mucho que amaré verla hoy. Mi hermosa chica de ojos dorados, la cual seguramente ya me está esperando en esa sala de justicia.

— Relájate hombre, que hasta a mi me pones lo pelos de punta con solo verte.—

— ¿No estabas así antes de recibir tus sentencias?—
Me resulta hasta perturbador decir "sentencias" en plural. En los veintidós años de mi vida, jamás hablé con alguien que cometiera crímenes tan fuertes.