Capítulo 4: ANGELA MAREL

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Angela Marel:

Hoy mi jefecita está de un humor muy pesado.

Lo he notado desde que llegó con su cabello sujeto en una coleta alta y los lentes de sol, siempre está mal cuando viene con esos lentes de sol.

Luego en la oficina se los ha quitado y quedado únicamente con los anteojos de siempre, me ha mirado por encima de ellos y ha respondido a mis "buenos dias" con un asentamiento de cabeza.

Las palabras de Elena se repiten en mi cabeza. Hasta antes de ese momento nunca había pensado en ello, nunca había visto a mi jefa de manera diferente. Acepto que es guapa, incluso siendo una mujer mayor, mucho mayor que Elena, es bastante curvilínea, y muchísimo más alta también, sus caderas son anchas y su cintura delgada, por lo que eso le da una figura impresionante, en sus manos se nota la edad, pero tiene unas uñas largas perfectamente arregladas que uno puede pasar por alto las leves arrugas en sus dedos. Dedos finos, largos, elegantes.

Siempre perfectamente arreglada, siempre combinada, adornandose el cuerpo de manera única cada día con distintos accesorios, creo que jamás la he visto repetir una sola prenda.

Es una mujer mayor, pero es preciosa. Sé que es viuda y que tiene un par de hijos que ya no viven con ella. Así que esta sola y disponible.

Pero eso no significa que voy a meterme con ella, estoy enamorada de Elena y no voy a traicionarla con nadie, no esta en mis planes y realmente jamás ha pasado por mi cabeza. Soy muy afortunada de tenerla, ¿Cómo cree que pudiera arriesgarme a perderla?

Además, mi jefa jamás ha dado indicios de que le gusten las chicas, y solía estar casada con un hombre.

Lo que Elena piensa es absolutamente imposible.

__ Estas distraída, necesito los escenarios para hoy __ me llama la atención, creo que me he quedado mirándola mucho tiempo.

Es que en ocasiones si soy demasiado distraída.

__ Lo siento, jefecita.

Ella se me queda viendo un par de segundos y yo me pongo nerviosa, aunque no se que parte exactamente de mi es la que tiene su atención, aunque definitivamente no es a mi rostro. Siguiendo su línea de visión me doy cuenta de que se encuentra mirando la piel descubierta de mis brazos.

Aquellas marcas rojas provocadas por el agarre de Elena han cambiado ligeramente de color tornándose oscuras, estoy segura de que en cualquier momento se habrán convertido completamente en hematomas. No me duele, de hecho incluso ya lo había olvidado.

__ ¿Qué te sucedió ahí?

Ella parece preocupada, creo saber en lo que está pensando, sí supiera que no es nada parecido.

Mi cerebro me traiciona con recuerdos cortos sobre mi noche con Elena, de pronto es como si estuviera ahí de nuevo, con ella tocándome a su gusto y apoderándose completamente de mi cuerpo. Siento mis orejas calientes de estar pensando en eso delante de mi jefa.

__ Oh, no es nada. Jugué demasiado brusco con... alguien.

La señora Catalina no parece muy convencida con mi respuesta, yo sólo trago saliva y finjo una sonrisa esperando que por favor no me pregunte más porque soy capaz de soltarle la verdadera razón por la que tengo esa marca.

__ Puedes hablar conmigo de cualquier cosa por la que estés pasando, Angela. Siempre puedes confiar en mí.

__ Estoy bien, de verdad. Pero muchas gracias por preocuparse.

Ella simplemente coloca sus anteojos en la posición correcta de nuevo y regresa la vista a los documentos que tiene en la mano.

__ Envíame por favor los escenarios que te pedí al correo.

Entendido, Profesora 2: EL INTERCAMBIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora