Elisa Landam:
Las mujeres suelen ser tarea fácil para mi.
Normalmente no tengo que mostrar interés, ellas me miran en la hacienda montar a caballo y cuchichean a lo lejos sobre mi. Luego la más valiente de todas me habla y siempre es con la misma intención, terminamos en la cama antes de que siquiera yo sea capaz de recordar sus nombres.
Crecí teniéndolo todo a mi disposición, todo el amor, todos los recursos, jamás me hizo falta nada. Mi amor por los animales era el más real y sincero que había sentido en toda la vida.
Cuando mi hermana, Sara Elena Landam, tenía quince años, salía con chicas en la hacienda, y a mi a mis cortos diez años aquello me causaba mucha curiosidad, ella solía durar mucho con una sola mujer, y paseaban a la orilla del río, montaban juntas y mientras las espiaba, descubrí que se daban besos detrás de las caballerizas, a escondidas de mis padres. Yo no podía entender porque había que ocultarse, mamá y papá le prohibieron salir con chicos pero nunca le prohibieron salir con mujeres, así que yo no creía que ella los estuviese desobedeciendo.
En una ocasión, durante la cena se me escapo decir por error lo que mi hermana hacia con las mujeres. Yo nunca había visto llorar a Sara, pero ese día lo hizo, papá y mamá le gritaron tan feo y la encerraron en su habitación por semanas, su novia iba a casa a visitarla y mamá la ahuyentaba.
Así que una noche, mientras papá y mamá dormían me encargue de robar la llave de la habitación de Sara, y también un gran trozo del pastel de chocolate que había en el refrigerador. Yo quería ofrecérselo como disculpa.
Cuando mi hermana me vio abrir la puerta se sorprendió mucho, y aunque yo fui la culpable de lo que le sucedía ella nunca demostró alguna clase de rencor hacia mi, ella sólo agradeció el pastel y lo compartió conmigo, luego dormimos abrazadas. Mi hermana me amaba tanto como yo a ella.
Al día siguiente mamá me descubrió durmiendo en su habitación, iban a castigarme por haber robado la llave y abrir. Pero Sara dijo que había sido su idea, que ella me había obligado a hacerlo. Era mentira, pero mamá y papá terminaron castigandola de nuevo a ella.
Y unos días después Sara Elena huyó de casa, cuando mamá fue a llevarle el desayuno descubrió que mi hermana se había ido por la ventana. Ellos sufrieron mucho los días en que no la encontraron, yo también estaba tan triste, temía no poder ver de nuevo a mi hermana.
Pero la encontraron.
Sara dijo que no estaba dispuesta a seguir viviendo con aquellos que no la amaban y la aceptaban como era, que no podían cambiarla, que sus gustos no cambiarían nunca. A mamá y a papá les costó mucho aceptarlo, ellos nos crecieron de una manera muy religiosa, dios lo era todo para nosotros y Sara le estaba faltando al respeto.
Yo nunca dejé de creer en dios. Sara si lo hizo.
Con el paso del tiempo, mamá fue acostumbrándose a la idea de que Sara fuera homosexual, y en unos años más por fin vivíamos en paz de nuevo.
Sin embargo, cuando cumplí 13 años, Sara se fue de casa.
Se mudo a la ciudad porque quería seguir estudiando y quería algún día ser maestra. Y me quedé sola, sin mi compañera de travesuras.
Comencé a montar, papá me enseñaba todos los días saltos y trucos, me hice muy buena, tan buena que comencé a llamar la atención de todos a mi alrededor. Chicos y chicas, todos quedaban asombrados cuando me veían encima de caballo.
Uno de esos tantos niños me pidió ser su novia. Sara se había ido, estaba sola, no tenía con quien hablar de nada, y él era lindo, me llevaba dulces y sonreía muy bonito. Así que acepte pero descubrí que el tenía más novias.
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Entendido, Profesora 2: EL INTERCAMBIO
Storie breviSegunda parte de "Entendido, Profesora". En la universidad y después de el tiempo juntas la relación de Angela y Elena está más fuerte que nunca. Hasta que aquel intercambio fue anunciado, hasta que aquella joven extranjera llegó a la ciudad. La c...