Parte I: ALEXANDRA

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Mi trabajo comienza 7:00 Am en el palacio. Para asegurarme de llegar a tiempo, siempre me encuentro en el autobús a las 6:30 a.m. Una vez que llego al palacio, nos formamos en fila para ingresar a nuestros puestos. En nuestro trabajo, una de las primeras tareas es la verificación de que no tengamos armas. Al finalizar esta revisión, nos piden entregar nuestros teléfonos para evitar cualquier posibilidad de grabar videos de la familia real. A pesar de que durante la entrevista de selección se nos informó sobre las normas y restricciones, incluyendo la firma de contractos de confidencialidad (NDA) que prohíben divulgar información sobre la familia real.

Es importante mencionar que jamás e visto  a los reyes.

Después de vestirme con el uniforme correspondiente, me dirijo hacia la cocina del palacio. Llevo 3 años desempeñando el papel de repostera en la casa real. A los 10 años, comencé a aprender los secretos de la repostería de mi madre quien era una experta en la cocina. Durante mis vacaciones escolares, actuaba como su ayudante.

Inicialmente, nuestras conversaciones sobre recetas eran solo en casa, pero con el tiempo, asumí la responsabilidad del emplatado de los postres en su trabajo. Al principio, parecía que no tenía mucha confianza en mí, y paso mucho tiempo. Sin embargo, a los 17 después de que llegáramos a la cocina, me sorprendió al decir: — Hoy tu harás el postre, yo me encargare del emplatado- Nunca antes había preparado postres para una familia tan distinguida como esta, pero a pesar de los nervios, decidí enfrentar el desafío.

Opte por hacer cupcakes rellenos de chocolate y fresas en forma de corazón.

Quería que este primer postre que prepararía para la familia real fuera algo muy especial. Hice los postres durante varios días en el castillo, y mi madre estaba sorprendida con todos los sabores que podía mezclar, en su pequeño espacio. Todos los días ella y los demás cocineros me felicitaban, diciendo que tenía un gran futuro en esto si me enfocaba y me esforzaba por conseguirlo, al igual que mi madre se había esforzado para trabajar allí.

Cuando estoy a punto de hornear el postre de mil hojas que estoy preparando, veo a mi mejor amigo Paolo con el ceño más fruncido que jamás haya visto en su vida. Es extraño verlo tan enojado ya que es el hombre más feliz de esta cocina. Se acerca a mí con sus ojos grises fruncidos y sus mejillas totalmente rojas.

—¿Porque estas tan enojado? - pregunto después de haber puesto el temporizador.

¿Recuerdas que día es mañana? - pregunta el frotándose la cara.

---25 de Julio – respondo con gran naturalidad hasta que recuerdo – es el cumpleaños de la princesa- lo digo cubriéndome la boca con sorpresa.

--- Si, mañana es el día más temido para mí. Mañana vendrán todos los príncipes, lo que no es malo sin dudarlo, pero tú sabes lo que pasa en la noche con la princesa y sus amigos.

Como no recordarlo, el otro año casi se lanzó del techo alguien pensando que abajo había una piscina, debido a lo borracho que estaba y no dudo que se había drogado, lo cual no está permitido traer, pero la princesa Amelia tiene métodos para asegurarse de que sus fiestas sean lo suficientemente divertidas.

---  Ojalá nuestros nombres no estén en la lista, espero, aunque tengo mis dudas.

---    Yo tampoco lo dudo, pero oremos para que no estemos en la lista- dice el con las manos extendidas hacia arriba.

La lista es el temido método de tortura para los cocineros del palacio, aunque estoy exagerando. Cada 24 de Julio, a las 4 de la tarde, la coordinara coloca con un alfiler los nombres de los cocineros que pueden irse temprano ese día para regresar por la tarde y organizar todo el EVENTO DEL AÑO EN INGLATERRA. O al menos así lo hace ver la familia real.

UNA PRINCESA ENCANTADORADonde viven las historias. Descúbrelo ahora