Capítulo #7

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Zeus Antanov.

Trato de evitar la mala mirada que me dedica la maldita brija mientras lee las reglas del contrato.

¿Por qué bruja?.

Lo sabrán más adelante.

-¿Tenías que poner lo del maldito lado de la cama en el contrato?- resopla y decido ignorarla -que si Botox me come una extremidad no se hace responsable dice- exclama y bufa -esto es jodidamente ridículo, yo no pedí  compartir tu maldito cuarto, tampoco es mi culpa que no le agrade al bicho- ruedo los ojos ante la forma en que llema a mi mascota.

-¿Ya terminaste?- me fulmina con la mirada -¿vas a firmar o tengo que coger tu mano y hacerlo yo?.

-Aún no- veo como se recuesta en la silla -también tengo mis reglas- ahora es mi momento de bufar -abogado por favor.

Le hace una señal al hombre para que escriba en su computador y él sin decir nada se prepara para hacer lo que pide.

-Número uno, nada de amantes durante el año en que será válido el contrato- enumera con sus dedos -número dos, ninguno podrá interferir en el trabajo del otro- asiento dándole mi apoyo de mala gana -y tercero, si el bicho me come una extremidad lo voy a mandar directo al lago, con la boca atada, metido en una bolsa de plástico, que a su vez estará atada a una enorme roca que no le permitirá salir.

-Haces eso y seré yo quien te arranque cada una de tus extremidades- siseo en su dirección con veneno.

-¿Abogado anotó?- el hombre asiente con algo de temor.

Deberías sentirlo pedazo de cosa, esa mujer está jodidamente loca.

-Cuando tenga todo listo venga y con gusto firmaremos- me mira con una sonrisa falsamente cariñosa -¿Verdad cariño?.

Hago una mueca de asco y ella solo se ríe para ponerse de pié y marcharse, le doy las últimas indicaciones al abogado y me voy a mi habitación.

Cuando entro me llevo la sorpresa de que la bruja ha sacado no sé ni como a Botox de la bañera para darse una ducha.

¿Qué lo molestaba dejarlo ahí?.

Miro la hora en mi reloj de muñeca. Si esa bruja no sale entraré a sacarla yo mismo. Como si leyera mis pensamientos la puerta del baño se abre y ella sale canturreando con una toalla envuelta en su cabello y otra cubriendo su cuerpo.

Camina ignorando mi presencia hasta su parte del vestidor y no puedo evitar detallar sus piernas esbeltas, subo mi mirada hacia su trasero y veo como rebota ligeramente con cada paso que da.

-Creo que una cubeta no te alcanza, ¿mejor un tanque?- habla sin voltearse.

-Ya quisieras- copio la respuesta que ella me dió cuando lleguó.

Escoge algo del armario donde está su ropa y regresa al baño. Camino hacia la cama donde a un lado duerme plácidamente mi mascota.

No llego ni a sentarme cuando la puerta se abre, y veo a mi hermana entrar.

-¿Y Monet?- me pregunta.

-¿La bruja? está en el baño haciendo sabrá el Diablo que brujería- digo y ella rueda los
ojos.

-Te estoy escuchando idiota ruso- escucho el grito.

-Date prisa- le grita esta vez Daniela.

Siento como el pesado cuerpo de mi cocodrilo se remueve llamando la atención de la castaña.

-Hola Botox bonito- se acerca a él para acariciarlo.

-Listo, podemos irnos, solo faltan mis zapatos- volteo a ver a la rubia y me quedo un momento embobado ante su ropa.

Eternamente Tuya #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora