Eternamente Tuya #1

Capítulo #20

Monet Boupher.

Sé perfectamente que todos ahora mismo me juzgan por haber metido a un niño a un lugar como este, personas que no saben realmente la razón de que Nickolas esté aquí.

-Monet- le hago una señal al mocoso para que sepa que puede continuar y que lo escucho.

-¿Van a Alemania a buscarla verdad?- detengo lo que hago, que es arreglarme para el inesperado viaje, aunque realmente no llevaré nada, para observarlo -¿es eso?- me agacho para quedar a su altura.

-Zeus no me ha dicho mocoso- alboroto su cabello.

-Si es eso... ¿puedo pedirte algo?.

-Claro que si, puedes pedirme lo que quieras- le sonrío pero está tan nervioso que no puede devolverme el gesto -anda dime.

-No quiero que la mates...- alzo las cejas con sorpresa.

-¿Por qué no lo quieres mocoso?- analizo sus gestos, se balancea de un lado a otro y no deja de tronar ligeramente sus dedos, mientras que no logra mantener la mirada fija en un solo punto.

-Quiero...

-¿Qué quieres Nickolas?- pregunto despacio.

-Quiero hacerlo yo- dice finalmente con una convicción que me sorprende.

Mis labios de separan ante la sorpresa al escuchar sus palabras, ni siquiera se que hacer, que decir, estoy totalmente en blanco.

Veamos Monet...

Un niño te acaba de pedir que le permitas matar a la mujer que lo cargó nueve meses en su vientre.

Nada fuera de lo normal.

O eso quiero pensar.

También ella le ha hecho muchísimo daño, y ha permitido que otros lo hagan, por esa parte es entendible.

-Pe... pero, no puedo permitir eso.

-Por favor- toma mis manos entre las suyas y me mira con carira de perrito hambriento.

-¿Sabes perra?- la voz de la zorra me trae de vuelta al almacén- disfruté de cada minuto en que profané su pequeño e inocente cuerpo, de ver como le follaban duramente ese estrecho trasero, disfruté de sus gritos y sus súplicas...

Un disparo corta sus palabras y nos deja a ambas estáticas en el lugar, a la par de ella bajo la mirada a su abdomen de donde brota sangre de la herida por montones.

-¿Pero qué?- exclamo ya que mi cerebro se niega a aceptar que realmente lo ha hecho.

Cambio mi mirada a donde se encuentran Zeus y el mocoso y efectivamente lo que temía se ha hecho realidad. Al parecer el niño ha logrado arrebatarle el arma al ruso y aún apunta en dirección a la mujer en la silla.

-¿Nickolas?- susurra ella con un hilo de voz.

-¡Sácalo de aquí!- grito -rápido sácalo.

Zeus lo carga en sus brazos antes de quitarle  la pistola y salir con él de aquí. Intento seguirlos pero algunos guardias me interceptan.

-¿Señora que hacemos con ella?- pregunta uno de ellos.

-Déjenla que se desangre hasta que muera y esparsan el cuerpo por toda Rusia- asienten al unísono para echarse a un lado y dejar que salga de este asqueroso lugar.