12. JeongIn

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—No olvides la regla de signos, de lo contrario, todo el resultado cambiará. Puedes marcar los negativos de esta manera para darte cuenta y... ¿Estás prestando atención? —lo escuchó preguntar.

JeongIn parpadeó dos veces antes de mirarlo a la cara. Un ligero rubor cubrió sus mejillas, al igual que HyunJin. Suavemente soltó el lápiz sobre la hoja, donde el diabólico repaso de matemáticas le raspaba las neuronas, dejándolo como un tonto. El Omega se encogió de hombros.

—No puedo concentrarme —habló JeongIn. Apenas podía mirar al rubio. Estaban en la casa de HyunJin, en su cuarto. Afuera el invierno traspasaba las ramas desnudas de los árboles, mientras que en esa habitación, con ese Alfa, la calidez del ambiente le permitía llevar ropa ligera. Sus ojos se desviaron a los del Alfa.

Llevaban un mes de novios y aún se le dificultaba acostumbrarse a los nervios que crecían en su estómago cuando lo veía. HyunJin había tomado la costumbre de atarse el cabello largo, dejando notar su marcada mandíbula, su bonito cuello y nuca. Era realmente atractivo, lo suficiente para meterle una idea constante en la cabeza, mezclado con el deseo, la necesidad. El Omega ladeó la cabeza, sus ojos clavados en las cejas gruesas, la nariz recta. Lo mejor de todo era que HyunJin tenía un aroma realmente apetitoso. Numerosas veces buscaba morder la zona donde sus feromonas nacían, enterrarse en ellas, mantener su marca incluso por días. JeongIn bajó la mirada a los labios gruesos y rosados.

—Oye —advirtió el rubio golpeando su mano con la punta del lápiz. JeongIn se encogió, quitando de su cabeza la minuciosa atención a los atributos del alfa. HyunJin tenía el ceño apenas fruncido. Se acomodó en su asiento una vez más, en aquel escritorio donde apenas entraban los dos. JeongIn sonrió al notar el rubor en sus mejillas—. Yo también me pongo nervioso y tú no ayudas.

—Dejemos de estudiar.

—No, tienes examen —insistió el alfa, aunque JeongIn ya había alejado sus apuntes de la mesa.

—Me copiaré de Felix.

—No.

—Él es bueno en Matemáticas.

—No te copiarás de nadie —lo vio fruncir el ceño. JeongIn sonrió, divertido. Suavemente se acercó, rozando la blanquecina y suave mano de HyunJin con sus dedos pequeños y lastimados por la leña—. Ya, ¿qué haces?

—Te toco. Quiero tocarte —susurró el Omega, sus ojos destellando. JeongIn se acercó, besando apenas el hombro del Alfa, buscando sus mejillas, sus labios. HyunJin lo miró con el ceño fruncido, rápidamente su gran mano le cubrió la boca, negando.

—Te aguantas, entonces —murmuró bajito, a pesar de que no lo había alejado—. Si no pasas, tu madre te negará mis visitas. Tienes que estudiar, JeongIn. No es difícil, vamos, solo treinta minutos más.

—Es difícil y tampoco puedo concentrarme con tu cara tan cerca —confesó sin cuidado alguno. JeongIn quitó la mano del Alfa de su boca. Había venido unas cuantas veces a la casa de HyunJin con la excusa de estudiar matemáticas. Mamá sabía que le costaba y estaba encantada con saber que el novio de su hijo había ganado certámenes nacionales de suma importancia. Explicaba muy bien, aunque JeongIn empezaba a dejar de prestar atención cada que notaba que HyunJin disfrutaba de enseñar y resolver las tediosas tareas que le mandaban. Lo hacía ver tan fácil que le frustraba el sentirse en blanco cada que le tocaba hacerlo solo.

—Bien —aclaró el rubio, tomando las hojas nuevamente y escribiendo con rapidez—. Te haré instrucciones de las fórmulas y los pasos a seguir. Practica con Felix si puedes. No debes desaprobar, JeongIn, tu madre no me dejará verte si es así.

—Me dejará —susurró con una sonrisa, acercándose. Apoyó la cabeza en el hombro del Alfa, mirando cómo cubría el papel de números, letras y breves explicaciones al lado de cada punto. JeongIn esperó pacientemente a que terminara, acariciando el brazo ajeno con cuidado—. Mamá no se molestará... siempre me costó matemáticas.

HADO • HyunInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora