38. Christopher

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Toda su piel se erizó cuando las feromonas de HyunJin se destilaron por el aire. Agrias, fuertes, tan llamativas y dominantes que sus ojos brillaron en un rojizo intenso. Christopher observó el momento exacto en el que Minho retrocedía, chocándose contra la puerta, con la pesada y gran mano del rubio apretándole el hombro. Un golpe sordo que intensificó aquel aroma extraño que lo envolvía.

—¡Minho...! —gritó, su cuerpo moviéndose hacia el frente, al instante sintió que la mano de ChangBin se interponía en su camino. Su gran brazo chocó contra su pecho y su rostro se volvió hacia él, buscando una explicación. El beta no lo miraba, a pesar de que su rostro reflejaba toda advertencia.

Pronto comprendió por qué. El suelo empezó a llenarse de gotas gruesas y escarlatas, rápidamente pudo sentir el aroma a hierro de la sangre, mezclada con feromonas intensas. Comprendió que no se trataba de Minho. Tampoco necesitó correr hacia HyunJin, porque este se apartó, llevando una mano hacia su nariz. Sus ojos destellaban un rojizo intenso, mientras aquel líquido oscuro brotaba de sus orificios nasales, bañándole la boca y la barbilla. El rubio retrocedió, en silencio, con la respiración agitada y el cuerpo temblando. Lo vio apretar las manos entre sí, los dedos largos, las venas marcadas. Era demasiada presión. Lentamente fue dejándose caer hasta el suelo, mientras la respiración se le aceleraba a cada segundo.

—HyunJin —murmuró ChangBin, acercándose suavemente. Sus ojos buscaban mostrar amabilidad, tranquilo, pero en el pequeño soslayo que lo vio, pudo sentir la tensión del momento—. Estás... ¿necesitas tu medicina? ¿las pastillas que escondiste sobre la heladera?

Christopher no se movió, Minho tampoco. La habitación estaba repleta de feromonas ruines, tan pesadas que cualquier movimiento que hiciera sabía que provocaría lo peor para su alfa. Se sentía amenazado. Era como si un calor insoportable se pegara a su piel y la sensación de peligro lo abrazara en sus zonas más vulnerables. Sabía que si se movía, su Alfa haría de todo para intentar sobrevivir, para protegerse de aquello ruin y nefasto. Christopher cerró los ojos, frunciendo el ceño.

Empezaba a sentir que los colmillos cortaban sus labios y una nube espesa cubría todos sus pensamientos. Una sensación de pesadez brotaba en su pecho, siempre que pasaba cuando su Alfa buscaba tomar el control. Así como en el celo, así como cuando algo descontrolaba sus impulsos más animales, propios de su naturaleza. Apretó los puños con todas sus fuerzas, a pesar de que sus uñas cortaron la piel de sus palmas. El ardor gobernó, igual que el aroma a hierro de la sangre. Trató de pensar en otra cosa que lo volviera a la lucidez.

Como proteger a Minho o advertirle. Decirle a HyunJin todo lo que pensaba, como Alfa y amigo. O simplemente huir de allí, de todo ese lugar y llevarse a su Omega consigo, a fin de cuentas era su prometido. Sí... a un espacio tranquilo, ajeno, con un hogar apacible que resguardara a su familia. Con su Omega, con los cachorritos que sabía que ambos querían. Eso o...

—¡HyunJin! —los pensamientos se esfumaron cuando vio al rubio vomitar sobre el suelo. Las manos agarradas a su garganta, la barbilla cubierta de escarlata. Bilis rojiza colgaba de sus labios, mientras la sangre brillaba en un pequeño charco. ChangBin se arrodilló frente al Alfa, levantándole el mentón. Escuchó que Minho corría hacia la cocina, que tomaba una botella con agua de la heladera y se acercaba al rubio. Lo ojos de HyunJin estaban rojizos, sus colmillos, tan largos, raspaban sus labios gruesos, donde brotaba la sangre—. ¡Se está ahogando!

—¡Quítate! —empujó Minho, tomando al rubio del pecho, lo inclinó, golpeando la espalda con fuerza. Espesa sangre cayó de los labios de HyunJin, entre su llanto y su respiración agitada. Christopher se quedó de pie, quieto, sintiéndose completamente aturdido—. ¿Puedes levantarte? ¡HyunJin!

HADO • HyunInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora