Capítulo 17

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El vapor que cubría el espejo del baño impidió que Louis examinara su reflejo. Un poco molesto, se pasó la toalla por la cara para eliminar los últimos restos de espuma de afeitar y luego la tiró al suelo.

Fue al dormitorio y refunfuñó cuando tropezó con una caja. Se puso una camisa blanca de algodón y le costó mucho abrocharse los botones. De vuelta en el baño, empujó a Zayn con su cadera para ponerse frente al espejo.

—Muévete, yo estaba antes que tú—, murmuró, agarrando el cepillo.

—Dios, Lou, deja de estar de mal humor. Y déjame recordarte que estás en mi baño.

—No estoy de mal humor—, respondió Louis con demasiada dureza.

Zayn puso los ojos en blanco y agarró su desodorante.

—¿Qué pasa? —, preguntó—. ¿Por qué estás tan tenso?

Como Louis no respondió, Zayn lo agarró de la muñeca y lo giró para mirarlo. Estaba frunciendo el ceño.

—Vamos, dime ¿qué pasa?

—Nada yo—

—No me mientas. ¿Qué ha pasado?

Louis suspiró y se apoyó contra el fregadero. No estaba seguro de querer confesarse con Zayn, pero su mirada mortal era bastante aterradora.

—Estoy seguro de que tiene algo que ver con Harry.

—Por supuesto que sí, idiota—, suspiró Louis—. Todo mi mundo ha dado un vuelco desde que volvió.

—Sé que no quieres escuchar esto pero—

—¡No, por favor! ¡No digas una palabra! —, lo interrumpió Louis, horrorizado.

Retiró su mano y comenzó a correr hacia el pasillo para escapar de Zayn y su sermón paternalista.

—¡No podrás huir para siempre! —, exclamó Zayn a sus espaldas.

Louis se rió y corrió hacia la cocina. Zayn era su mejor amigo y no podía mentirle, pero no estaba preparado para admitir que Harry no le había hablado desde la boda, hacía tres semanas. Y bueno, hizo que la mente de Louis se llenara de preguntas y una incapacidad para entender al hombre.

En el horno se cocinaban dos pasteles de berenjena y queso feta que desprendían su delicioso olor provenzal por toda la casa. Zayn se había levantado temprano en la mañana para cocinar estos platos. Louis se había reunido con él por la tarde para ayudarlo a organizar la fiesta. Comprobó que había suficientes botellas de champán en el frigorífico y decidió añadir una más. Mejor que sobre a que falte. La fiesta de inauguración de la casa de Zayn y Liam prometía ser buena.

Alguien llamó a la puerta y Zayn se apresuró a abrirla. Pronto, Tricia, su madre, entró a la sala y abrazó a Louis con fuerza. Siempre tenía un suave olor a naranja bergamota. Sus ojos brillaban de orgullo al ver a su hijo mayor comprometido y dueño de una nueva casa. Los invitados fueron llegando poco a poco y pronto eran una decena en el salón. Faltaba uno.

Louis volvió a la cocina para ayudar a Liam a servir las copas de champán. Liam estaba deslumbrante con sus vaqueros negros y su camisa a rayas blancas y rojas. Más que su vestimenta, era una amplia sonrisa lo que lo hacía todo hermoso. Zayn y él nunca se habían visto tan felices.

—Liam, cariño, te ves más tonto de lo habitual cuando sonríes así—, bromeó Louis, descorchando una botella.

La sonrisa de Liam ni siquiera se inmutó. Por el contrario, rodeó el mostrador y abrazó a Louis.

—A pesar de lo que intentas hacernos creer, Lou, sé que en tu pecho late un corazoncito suave—, se rió.

Louis trató de alejarlo, pero dejó de pensar cuando Liam le dio un beso húmedo y gordo en la mejilla. Siguieron llenando los vasos, riéndose.

Behind Closed Doors (I Got Myself In A Mess) • [ls ; traducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora