Los pasillos largos son un buen ejercicio

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Eventualmente tenias que encontrar una buena mentira para cubrir las tantas inconsistencias de tu personalidad.

—Debí haberme golpeado cuando esa mujer se abalanzo contra mi— Dijiste en una voz baja, ni siquiera estabas segura de tu propia mentira —Cuando llego  H-…— Por  poco y el nombre de Haun salió de ti, como te deberías referir a el sin que sospecharan? —Esa persona… llego por la ventana y antes de que esa mujer me hiciera algo peor, se la llevo en un instante— Volteaste a ver la ventana que en el ajetreo de el día anterior se había roto, los pedazos todavía estaban en el piso esperando ser recogidos.

—Ella era cliente frecuente?—Pregunto Nell, sus ojos siguiendo tu mirada hacia la ventana rota.

Lo era?

Era un extra, no podías recordar su cara o mas bien tu cerebro decidió borrarla en el shock, lo único que podías deducir era que el vestido que llevaba puesto no era de tu propia marca, sus telas para alguien noble eran baratas, sus colores tan chillantes y artificiales, y las múltiples arrugas solo te decían que esta mujer estaba ahorrando hasta en su propia imagen para costear su adicción.

Y algo que con seguridad sabias, era que Luthiere se orgullecía de la calidad y belleza de sus diseños.

—No, no lo era— Respondiste, solo esperabas que por azares del destino no te equivocaras, —Duque Phantom? Hay… alguna posibilidad de que tenga que hablar de esto otra vez?— Preguntaste, si alguien como Raymond escuchaba tu testimonio estabas segura que te atraparía.

Nota mental: huir de Raymond a toda costa.

—Es… posible, dependerá del estado de la baronesa— Respondió Nell mientras terminaba su té —Si le preocupa revivir los hechos, tratare de que sea posible que solo lo describa en una carta— Continúo y dejo la taza en la mesa.

Que atento… discúlpame Nell no te puedo ser totalmente honesta.

—Oh! No es eso, es… que muchos de mis recuerdos están nublosos, no creo ser una fuente confiable haha—Reíste intentando aligerar el ambiente —Como le dije, debí haberme golpeado en el momento—

Recuerda, lo haces para protegerte, por ahora esta pequeña mentira será tu única protección.

—Ya veo, en ese caso me haría un favor?—Nell se acerco y te ofreció su mano ayudándote a levantarte del sillón.

Eh?

—Por favor tome un momento para cuidarse, su salud es importante y una artesana como usted debe cuidar sus manos antes que nada— Dijo Nell sin soltar tu mano, era difícil comprender lo que decía, su mano volvió a envolver la tuya como cuando te curaba hace unos momentos, pero ahora la calidez no venia de la magia y al ver su mano solo hacia que tus mejillas se enrojecieran, eran mucho mas grandes que las tuyas.

—G…gracias— Fue lo único que lograste responder.

















Para este momento parecía ser normal que tu cerebro borrara las cosas mas abrumadoras, pero aun así,  al despedirte de Nell no sin antes recordarte que cualquier cosa que sucediera el vendría se aseguraría de informarte.

Pero entre mas repetías cada escena en tu cabeza no podías evitar pensar.

Acaso estaba Nell coqueteando contigo?

O solo estaba siendo caballeroso?











Entre mas avanzaban, y el castillo se iba volviendo mas cercano, el pesar de la culpa y el incomodo nudo en el estomago de Nell se intensificaban, a pesar de que ahora mismo se arrepentía de tratarte con tanto cuidado, algo que (a los ojos de el) no le parecía fuera de la norma, pero para alguien que los hubiera visto en ese momento diría lo contrario y el sinceramente, no quería causarle mas problemas a Ariana.

Las joyas de la princesa | La Costurera de la ConcubinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora