La Villana tiene un encuentro el Demonio rojo

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Bam!



El pelirrojo soltó la puerta con mas fuerza de la que debía pero su mano se mantenía en la perilla, su agarre doloroso pero años de entrenamiento lo habían hecho tolerante a la mayoría de aflicciones.

Cada frase que la Princesa, su Princesa Ariana, se repetía sin parar en su cabeza, queríaa encontrar algo en sus palabras que lo reconfortaran, que pararan esta irritación, algo que le dijera que Haun nunca seria tan valioso como el.

Por ahora Ariana no se había dado cuenta de los rumores que hizo hacia esa rata blanca, pero en su descuido ella pudo notar las acciones tan hostiles que sucedían cuando se iba y eso fue exactamente lo que discutieron hoy.

Hoy que por fin tenia el tiempo de estar con ella después de días de castigo, todo se fue ala basura de nuevo por culpa de esa rata callejera.

Ifrit soltó la perilla, pero sus manos seguían sufriendo su irritación y sus uñas se encajaron dolorosamente en sus palmas.

Lo mas ideal seria saltar por la ventana y olvidarse de cada problema en el cielo o encontrar alguna bestia y esperar que traer su cabeza como trofeo le concediera algún perdón.

Pero su sangre hervía y deseaba encontrar alguien que por lo menos mantuviera la pelea por unas horas.

Así que aprovechando su momento de claridad se dirigió al área de entrenamiento. El moreno dio una vuelta en el siguiente pasillo pero se detuvo al ver que una mujer al otro lado se miraba nerviosa y sus ojos observaban cada cosa con un gran asombro.

Casi parecía una turista o simplemente una sirvienta en su primer día de trabajo.

Pero el olor repugnante de un perfume la impregnaba, uno muy conocido que cada vez se encontraba mas seguido en sus investigaciones.

El perfume de Benela Verdi

Eso fue suficiente explicación para el pelirrojo, y con pasos rápidos se acerco a ti.

—Oye tu!— Grito.

—Eh!?—

















Al querer voltear la mano en tu cuello te impidió moverte, con facilidad logro envolver gran parte de tu cuello.

—Que haces aquí!?—El hombre grito.

Querias moverte, correr, huir, lo que sea pero entre mas te movías su agarre era mas fuerte, tus uñas se encajaron en la poca piel que alcanzabas a tocar pero a el hombre poco le importaba.

—Ah!—  Jadeaste.

Suéltame!

Tus ojos no lograban ver a nadie que te ayudara, así que antes de que perdieras mas oxigeno tomaste su antebrazo y pudiste tener un agarre mas fuerte en el hombre, con toda la fuerza que te quedaba en tus piernas, levantaste tu pie logrando golpearlo.

Donde sea que había caido tu golpe, había causado un gruñido de dolor suficiente para que te soltara

—Mierda!— dijo el y te soltó bruscamente.

Caíste en tu trasero pero lo mas importante era que por fin podías respirar, tomaste aire profundamente pero tu corazón seguía acelerado.

—Tu!— el hombre tomo el frente de tu ropa y te jalo, ahora podías ver quien era.

Y también como ya podías verte muerta a manos del Príncipe Ifrit

—Tienes idea del castigo por lastimar a alguien de la realeza!?—Ifrit grito —Podría matarte ahora mismo—.


Las joyas de la princesa | La Costurera de la ConcubinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora