El huron perdido II

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—Estoy acostumbrando a ese tipo de regalos, pero normalmente no los uso a menos que sean de la Princesa—Dijo Haun incomodo, todavía no sabia como había llegado hasta aquí, suponía que la reina lo empaco pensando que seria algo preciado para el.



Siempre pensó en tirarlo, ahora que se encontraba en Arzabela haciendo una nueva vida pero decidió dejarlo al final.



—Le… importaría si lo uso como referencia?— Preguntaste insegura, se veía mas costoso que los vestidos que normalmente manejabas y no sabias si seria buena idea tomar algo tan personal.



Pero por otro lado la mirada incomoda de Haun te decía que el solo verlo le traía malos recuerdos.



Sus ojos se cruzaron con los tuyos mientras te daba una pequeña sonrisa.


—Adelante, estoy seguro que le dará un mejor uso—






















Y así después de pasar todo un día en tu cuarto estudiando cada parte del hanbok, por fin habías logrado tener un patrón con que trabajar, los papeles y tela alrededor de ti servían tanto como recuerdo de todo lo que tendrías que limpiar al levantarte de tu silla y de cuanto habías trabajado para llegar al resultado.



El cielo ya había oscurecido, estabas casi segura de que eran alrededor de las 12 de la madrugada, y para ser un mundo mágico era decepcionante como no se habían dado cuenta de lo prácticos que eran los relojes digitales.



Te levantaste de tu silla mientras te estirabas, ahora que habías terminado tu objetivo del día estabas sintiendo en tu músculos las consecuencias de trabajar por horas sin descanso.



Pero ahora sabias que tenias algo que presentarle a Haun y si acaso, Benela.



Por un momento pensaste que el dolor en tus extremidades solo era resultado de estar sentada como si fuera una jornada de 8 horas en tu mundo, pero los raspones en tus piernas te recordaron de la ropa que perdiste cuando encontraste a Haun lleno de heridas.


Nunca pensaste encontrartelo de esa manera, tal vez en un baile o incluso que Benela te lo presentara, sospechabas que todo esto era lo que pasaba cuando la historia no se enfocaba en Ariana.



Desde hace cuanto Haun se estaba comportando así?




Como si no le importara su vida.




Que hubiera sucedido si nunca lo encontrabas? Cuantas veces mas había estado en peligro?



Sabias que no debías involucrarte mas de lo profesional con el, pero si incluso Ariana estaba ciega ante lo que sucedía, quien mas podía ayudarlo?



Un nudo incomodo se formo en tu garganta.



De momento se escucharon pasos afuera de tu puerta y levantaste tu mirada.



Knock  knock



—Señorita Mazel? Se encuentra bien?— Afortunadamente fue la voz de maya quien se escucho al otro lado.



Casi corriendo te acercaste a la puerta y la abriste, ahí se encontraba la joven con una bandeja en sus manos.



—Maya! Que haces tan tarde aquí?—Le preguntaste mientras intentabas cerrar un poco tu puerta para que no viera el desastre en tu piso.

Las joyas de la princesa | La Costurera de la ConcubinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora