El huron perdido III

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Haun no era ajeno a sus sentimientos, mas bien parecía estar mas conectado a ellos que la persona común.


Así que los revoloteos de su corazón no eran desconocidos.


Ni mucho menos las ansias por estar cerca de ti.


Pero lo que no esperaba era que eso se transformara en tan poco tiempo.

Como una simple curiosidad se convertiría en admiración, en observar cada parte de tu rostro y cada cicatriz en tus manos.

En esperar escuchar tus recuerdos y como omitias detalles vergonzosos.


Pero


Haun también sabia que algo lo esperaba justo cuando había algo de estabilidad en el para darle una nueva lección.

Algunas veces de manera cruel le arrebataba todo lo que obtuvo con tanto esfuerzo y otras veces simplemente lo forzaba a adaptarse.

Con el tiempo aprendió que incluso los momentos de felices y las personas que amaba se alejarían de el.

Por eso, en su momento decidió aceptar aquella propuesta de la Princesa, esperando que el titulo de concubino y su belleza fueran los suficientes para mantenerlo en una vida de comodidad.

Tal vez lo había aceptado con demasiada facilidad, pero que podía hacer? Lo mejor era ser lo suficientemente resiliente para afrontar lo que llegara pero después de tanto…


Y así, Haun sabia también cuando el curso de su vida podía cambiar con una sola decisión.


Enfrente de el, sentada en una de las sillas mas incómodas de toda la habitación, te encontrabas dormida, tu cabello cayendo como cascada en tu rostro y tus deliciosos labios ligeramente abiertos.


Hacia mucho que la presencia de alguien le traía tanta paz.


Por un momento pensó que tan solo sentía un poco de lujuria por ti, después de todo, cuanto había pasado desde que estuvo con la Princesa?, pero aun así cada momento que pasaba contigo le traía un coctel de emociones que por primera vez lo abrumaban.


Podía pretender que solo eran dos personas conociéndose a través de charlas y un pasatiempo,  aquella normalidad que tanto deseaba la podría encontrar cruzando una mesa, envuelta en ropa tan hermosa que siempre anticipaba verla al día siguiente, esperando presenciar mas emociones, y ahora lo entendía no tenia nada que aparentar al lado de ella.


Esperaba que tan solo fueran sus pensamientos de medianoche que lo hacían olvidar su lugar como concubino pero para la mañana sabría que llegarían como una ola, transformados en unas deseos inmensos de tocar tu piel.


Con cuidado el peliblanco se levanto de su silla y se acerco a ti, cruzando la distancia que habían trazado inconscientemente desde que entrabas al cuarto, los largos mechones de su cabello cayeron entre los dos como un velo dejando un cosquilleo en tus mejillas que por poco te despertaba.


Aunque para ser sincero no le importaba que despertaras, tal vez así te darías de cuenta de las intenciones que guardaba muy dentro de el.


Lo verías con asco?


Tal vez así lograrías que el proceso de alejarse fuera mas rápido.


Con una mano recargada en el sillón se inclino, su otra mano tomo un mechon de tu cabello peinándolo con suavidad detrás de tu oreja.



Pero si pudiera ser egoísta… entonces…



En este momento no había expectaciones, títulos ni ojos que juzgaran cada parte de su ser.


Tan solo era tu presencia que lo acompañaba.

Las joyas de la princesa | La Costurera de la ConcubinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora