El intermedio al desastre

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Después de tanto habías logrado una pequeña tranquilidad entre el caos que fue recuperarte.


Desde entonces te dedicaste a terminar los últimos detalles de los encargos de Haun, intentando ignorar la cercanía que ahora el peliblanco tenia hacia ti.


No era raro caminar juntos por las tardes, muchos de los sirvientes solían preguntarte entre susurros si sucedía algo entre ustedes pero cuando lo negabas solo podías ver como sus cejas te cuestionaban sin decir una sola palabra.


Con esto también entendías que Haun no parecía importarle el que dirán o si alguien llegara a cuestionar tu relación, ya que a diferencia de ti el parecía disfrutar que los sirvientes malinterpretaran cada interacción.






—Podrían preparar la bañera para la señorita? Tuvo una noche muy larga, no quisiera cansarla mas—Dijo el peliblanco a las pobres sirvientas que tan solo fueron a llevarle su desayuno y para cuando te diste cuenta ya se habían retirado con sus mejillas coloradas y cuchicheando entre ellas.


—No era necesario, ya me iba a retirar Señ… Haun—Le dijiste con timidez en alguna de esas ocasiones.


—Como se que no regresaras a tu cuarto a seguir trabajando?—Respondió de inmediato Haun a lo cual tu simplemente asentiste con la cabeza y te mantuviste callada sin saber que responder.




A pesar de su obvia preocupación por ti y la confianza que habían generado juntos, todavía no te atrevías a preguntar si no tenia problema de que la Princesa se enterara de tu cercanía.


Era aquel tema que ninguno de los dos sabia como abordar.


















—Q… que estas haciendo?—


—Estoy escondido y tu?—


—En el jardín?... Enfrente de todos?—


El chico de ojos magenta tan solo se estiro con sus brazos hacia el cielo.


—Cuando se trata de mi madre es la mejor opción—Respondió Kamal, bien sabia que su madre no seria capaz de castigarlo frente a posibles prospectos.


La brisa que pasaba entre ustedes dos era ligera, acompañada de pequeños pétalos que se escapaban y acompañaban el perfume natural de las flores.


El pelinegro toco sus bolsillos en busca de una distracción pero al encontrar nada, soltó un suspiro exagerado.


—Todavía no terminas? Dile a tus amigos sirvientes que te regalen algo de comer…—Pregunto Kamal, aun sin mirarlo podías saber que en su cara se encontraba un puchero.


Como habías quedado en esta situación? Bien, cuando te atreviste a tener un momento sola, lejos de preguntas incomodas y miradas cortantes, te dirigiste a uno de los jardines menos frecuentados por la familia y sirvientes, pero cuando cierto chico de cabellos negros se sentó a un lado de ti, de verdad pensaste que estas personas podían reconocer tu olor.


Como debías comportarte? Mas bien, que esperaba de ti? Todo parecía que tal vez Benela lo envió para tenerte monitoreada.


—No voy a interrumpir SU trabajo solo para traerte dulces—Le respondiste con firmeza sin apartar los ojos del bordado en tus manos, tal vez si eras mas intimidante se cansaría de ti? Todo era intentar pues no tenias mucha referencia de como interactuaban la villana y el.

Las joyas de la princesa | La Costurera de la ConcubinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora