Las alas del enemigo III

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La persona enfrente de el se encontraba inmóvil, como si hubieran cortado cada uno de sus hilos que incluso su respiración junto a su pulso era casi inexistente.

El hombre parecía no pasar de los 35 años, pero con su vestimenta y estado de salud significaba que estuvo en las calles por semanas.

Asegurándose que sus extremidades se mantuvieran amarradas, Nell se acerco al prisionero, presionando su mano en la cien del hombre.

Poco a poco cada sensación e imagen se fueron proyectando en lo mas profundo de su visión.

Desesperación y una promesa

En su mano alguien colocaba un recipiente con un liquido verde esmeralda, haciéndolo jurar con su vida el deshacerse del frasco cuando sea el momento.

Al querer ver el rostro de aquella persona solo se encontró una mancha que distorsionaba todo su ser.

Como si aquel hombre deseara borrar su existencia de las memorias que le quedaban.

Fiestas, banquetes y reuniones de la media noche.

Despues de eso todo lo que aquel hombre sentía era una interminable y adictiva euforia.

En la visión que compartían por fin logro recuperar parte de lo que había sucedido, pero de nuevo lo que suponía eran tu e Ifrit eran solo manchas de luz.

Pero de ti resplandecía ese mismo color esme ralda y con ello el deseo de tomarlo se intensifico.

Era suficiente


Como si un shock atravesara su cuerpo Nell alejo su mano y se retiro de la celda lo mas rápido que sus piernas pudieron permitirle.

Entre respiraciones y jadeos pudo relajarse pero esa sensación de euforia se mantenía a pesar de experimentarla de segunda mano.

Con esta facilidad podían obligar a las personas a comportarse como marionetas con solo lo mas primitivo de sus emociones para vivir.

Mirando de nuevo al hombre, noto que sus dedos se movían esperando alcanzar algo parecía que revivir aquel recuerdo lo hizo soñar despierto.

Seria imposible mantenerlo vivo y nada garantizaba que no seria un peligro incluso para los guardias.

Al menos sabia que ningún sirviente del castillo había reaccionado al verte, significaba que eso no había logrado infiltrarse todavía.

Tomo en sus manos una espada lo suficiente afilada como ver reflejado su rostro y cada uno de sus arrepentimientos, pero antes de siquiera poder levantarla pudo escuchar a alguien fuera de las celdas.



Impulsividad era algo que Ifrit conocía muy bien, era mucho mejor actuar que lamentar y eso significaba que muchas veces tenia que lidiar con las consecuencias de una forma u otra.

O simplemente podía evitarlas.

Así fue caer ante la belleza de Ariana, además que podía hacer un segundo Príncipe? El trono ya estaría prometido a su futuro sobrino y si la unica manera de poder aportar a su patria era siendo concubino de una hermosa mujer con gusto abandonaba su palacio.

Las joyas de la princesa | La Costurera de la ConcubinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora