Bonus #1 Jade AU Mermaid

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La primera vez que lo viste fue en un atardecer.

Su llanto era demasiado para tus oídos sensibles que apenas se desarrollaban, nunca le habían enseñado que cualquiera podría tomarlo y arrastrarlo a las profundidades del mar?

Obviamente ese tu pensamiento mas fatalista, pues desde que tenias consciencia tu padres te habían expuesto a los peligros del basto océano.

Nadaste hacia el origen del sonido y desde tu escondite viste a un niño humano que parecía llevar el cielo en sus ojos y el mar en su cabello, hasta sus lagrimas hacían que se iluminaran sus ojos.

Por mas bonito que fuera tenias que encontrar la manera de que parara antes de que atrajera algo.


A los humanos les gustan las cosas brillantes no?


Rápidamente te sumergiste de nuevo en el agua, conociendo que los humanos solían olvidar cientos de cosas extrañas y sin mucho esfuerzo lograste encontrar un circulo con una cosa brillante al centro, aun así, no creías que fuera suficiente a si que todo lo que consideraste que era bonito en los humanos lo tomaste.

Sin cuidado alguno emergiste del agua y soltaste todas las cosas enfrente de el.

-Eh!?-Grito el niño de ojos bonitos.

-Shh!-Lo callaste pero solo causo que mas lagrimas cayeran como cascadas -Si no dejas de llorar nos comerán a los dos!-

-Comer!? Quien!?-

-No se! Tienen dientes afilados y... son gigantes y si te escuchan te llevan al abismo-Dijiste exagerando sus tamaños.

-Dientes? Como los tuyos...?-Pregunto el niño, algunas de sus lagrimas habían secado pero todavía podías escuchar sus mocos.

-Si!... No espera, yo soy buena! Te traje todo esto!-Señalaste a tu montón de "tesoros" orgullosa de haber encontrado tantos en tan poco tiempo.

Por fin había notado lo que encontraste, examinando cada uno -Todas estas cosas... le pertenecen a alguien, como?...-Y fue entonces que por fin noto la aleta atrás de ti.

-Yo las encontré y te las doy a ti, pero a cambio tienes que callarte si?-Esa fue tu condición.

Después de unos segundos en silencio el niño se acerco a ti -Que eres?- Pero al ver mover tu cola dio un salto y cayo en su trasero.

-Una sirena!-Le respondiste con una pequeña rosa -Oye, todos los humanos son tan torpes como tu?-.

-N-no! Solo... nunca había visto un pescado que hablara-

-No soy un pescado!-





Desde ese día hacías un esfuerzo para ir cada semana a aquella playa esperando encontrarte con aquel niño llorón.

Los años pasaron y cuando menos lo pensaste ambos habían cumplido la mayoría de edad, ese niño llorón de tus memorias se estaba convirtiendo poco a poco en un hombre listo para apoyar a su imperio y su familia.

Las joyas de la princesa | La Costurera de la ConcubinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora