Entre a el mundo de la lectura a los once años.
Ahora resulta que soy una antagonista en el mundo de un libro que no conozco pero se la mayoría de cosas importantes por fanfinc.
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Nací en Rusia o al menos eso es lo que recuerdo después de despertar de una niñez como la mía.
Según mi nombre es Arinka Carcassonne, nombre raro pero con buen gusto de mis padres.
Nombre y apellido muy bien formados pero somos clase media...medio pobre. Al notar que esta no es mi vida y que me arrebataron mi propia identidad me di cuenta que puedo iniciar de nuevo, no tengo idea de dónde me encuentro o que debo hacer aquí pero voy a aprovecharlo.
Y valla que lo hice.
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Me tomó tiempo, esfuerzo y dinero lograr mis metas y salir adelante con el poco apoyo de mis nuevos padres.
Logre tener un trabajo estable y bien pagado o al menos para llevarme a mis padres a vivir a un lugar decente. Un barrio decente.
Asaltan seguro si te descuidas pero como todos nos conocemos ahora aquí lo más seguro es que asalten a un riquillo si se mete por accidente.
Me volví una experta en los idiomas y tengo mi licenciatura un curso de enfermería para emergencia junto a mi carrera de informática.
Lo cual me sirve para Hackearmi Facebook cuando se me olvida la contraseña.
Con todo eso jalo en una pastelería pero soy feliz ofreciendo cafecito y sacando chismes de las parejas dejadas o incluso propuestas.
No tenía conocimiento del mundo de los ricos o al menos solo la de los libros que la mayoría me parecían exagerados con la etiqueta. Los observé a cada uno que venía a la cafetería como si fueran los reyes del mundo.
Su forma de caminar, sus expresiones, su hablar e incluso su forma de comer. Fui aprendiendo poco a poco del comportamiento ajeno lo que es la etiqueta.
Podría decirse que lo único que me hace especial es ser una persona con un buen autoestima y cerebro ya que el cuerpo de fue de vacaciones o a diosito se me calló el frasco al suelo.
Apenas tengo veinte años pero mi espalda y rodilla parecen de alguien de treinta cada que camino o me levanto.
— ¡Arinka, deja de soñar despierta que tenemos pedidos! — El grito de mi supervisora me hace brincar en mi lugar para asentir e irme a atender las mesas pendientes y llevar los pedidos.
