Midoriya Izuku desaceleró hasta detenerse. Abrió la puerta con delicadeza, y entró cautelosamente. Y luego, tan rápido como pudo hacerlo sin dejar de ser apropiadamente educado, se escondió detrás de un estante. Bien oculto fuera de la línea de visión de la puerta.
Había un hombre detrás del mostrador, vigilando la puerta. Parecía caucásico, aunque estos días era difícil de determinar. Era bastante alto y delgado, con cabello castaño claro veteado de blanco debido a la edad. El propietario se giró, y le echó entonces una mirada curiosa al adolescente peliverde.
Luego, la puerta se abrió de golpe nuevamente, y tres adolescentes más irrumpieron en la tienda.
Kacchan, o más bien, Bakugou Katsuki, había salido de la escuela temprano, para una cita con el doctor. Sin su líder y limitador presente, Dedos Largos había decidido disfrutar de su actividad favorita: cazar a Deku. Izuku personalmente no creía que Dudley Dursley fuese un modelo a seguir, pero los abusones tenían opiniones distintas al respecto.
Los otros tres chicos empezaron a mirar alrededor agresivamente. El propietario puso los ojos en rendijas, y se levantó de su asiento.
– Oigan, esto es una tienda, no un gimnasio. – les dijo en tono severo. – Por favor váyanse.
– Cállate, viejo fósil. – dijo Dedos Largos. – Nuestro... amigo, se está escondiendo aquí, y lo estamos buscando.
Izuku dio un respingo. El hombre por su parte frunció el ceño, y una ominosa energía púrpura-negra comenzó a chorrear por sus hombros dirigiéndose hacia sus manos.
– Les dije que se fueran. – dijo el hombre en un tono amenazador. – No me obliguen a repetírselos.
Los otros dos desaparecieron. Dedos Largos echó un vistazo alrededor tentativamente, pero finalmente huyó también. Izuku al fin pudo salir de su escondite, y miró al hombre con cautela. Éste le sonrió ligeramente, e hizo desaparecer el resplandor de sus brazos como si fuese polvo.
– Tranquilo, es inofensivo. – le dijo amablemente. – Sólo hago que parezca peligroso. Siéntete libre de quedarte aquí hasta que esos idiotas se aburran y se larguen.
– Gracias. – dijo Izuku suavemente. Finalmente pudo echar una buena mirada a su alrededor, y al hacerlo, sus ojos se iluminaron.
Era una tienda de antigüedades. A Izuku le encantaban las cosas antiguas. Al no tener un Quirk, sentía una especie de conexión con el pasado, con las reliquias que parecían estar fuera de lugar y olvidadas.
Detrás de él había un viejo televisor, con la consola en la pantalla. Encima de este había un reproductor de casetes, y una pila de cintas antiguas. Aunque estaban en inglés, pudo reconocer la mayoría de ellas. Aunque él no estaba seguro de qué era un "Beetleborg". Él sabía que "beetle" significaba escarabajo en inglés, por supuesto, pero jamás había oído de un beetleborg. Sonaba escandinavo, tal vez.
Se paseó un poco por el corredor, lleno de tecnología antigua pero funcional, hasta que se giró hacia una sección más abierta entre los muebles de estantería. Pasó entre ellos más rápido, sin estar muy interesado en cosas que no podía utilizar o cargar. Principalmente, Izuku buscaba libros, o tal vez mercancía, como camisetas o figuras coleccionables.
A pesar de eso, Izuku aminoró el paso cuando entró en una fila llena de joyería, cuchillos y otros objetos metálicos. Había anillos y brazaletes, un viejo bolígrafo de acero con uno de los logotipos tempranos de la NASA, y una tsuba del período Edo. La mayoría de los objetos estaban encerrados en cajas de cristal, pero algunos más grandes o aparentemente menos valiosos reposaban encima de dichos contenedores. Uno de ellos captó la atención de. Era una moneda que parecía de cobre, encerrada en una caja de plástico con sensores de alarma. Así que podría recogerla para verla, pero no sería fácil robársela.
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El Echo Ranger
FanfictionUn encuentro fatídico con una misteriosa moneda en una tienda de antigüedades conectará a Izuku Midoriya con los héroes que precedieron a la época de los Quirks: los Power Rangers. Pero ¿qué sucedió con los Power Rangers, y acaso su remanente de pod...