El Echo Ranger

Interludio: Fuentes de las Sombras

– Treinta y cuatro. Treinta y cinco... Treinta... y... seis.

Demasiado. Era demasiado. Volvió a poner la máscara sobre su rostro, respirando profundamente el aire oxigenado y purificado.

Estaba mejorando, bajo definiciones minúsculas de "mejorar". Apenas había sobrevivido aquella batalla hacía cinco años. Su colección de Quirks lo mantuvo vivo apenas el tiempo suficiente para que sus aliados lo encontraran. Los Quirks de regeneración y transformación que logró robar desde entonces lo salvaron de la muerte, pero se quemaban demasiado rápido para restaurarlo. Eran mejoras de incremento a lo mucho, pero no era suficiente. Tenía que mejorar. Había cosas que necesitaba hacer. Sus planes y peones estaban en movimiento, pero le preocupaba que no fuese suficiente. Así que empujó su cuerpo, tratando de levantarse, de respirar sin su máscara. Hubo dolor, pero era mejor que la alternativa.

La temperatura en la sala descendió, y su aliento quedó atrapado en su garganta. No por su salud, sino por el dolor que invadía su cuerpo, como un millón de anzuelos perforándole cada terminación nerviosa. Sus músculos estaban paralizados en un miedo primigenio, empeorándolo aún más.

– Shigaraki Endo.

No hubo sonido. Los Quirks que utilizaba en lugar de los muñones arruinados que solían ser sus oídos lo habrían detectado. Y todos los demás Quirks, que prevenían telepatía y control mental, deberían haber bloqueado cualquier contacto con su mente. A pesar de eso, pudo escuchar la voz vacía y rasposa decir aquel nombre que había descartado hacía tanto tiempo.

– Maestro. – dijo All for One respetuosamente, tratando de ocultar el miedo en su voz.

– Soy paciente, para tus estándares limitados. – dijo el vacío a su alrededor. – Cien órbitas de este planeta alrededor de su estrella no son nada para mí. Hasta quinientas serían solo una diminuta fracción de mi existencia. Y aun así, pareces haber hecho muy poco para cumplir nuestro trato.

Su mente echó a correr, tratando de encontrar las palabras correctas que decir.

– Hace todos esos años, yo respondí a tus plegarias. Lamentabas tu don, lo maldecías como inútil. Así que te di lo que querías. Tomé el poco poder que me quedaba, y transformé tu don. La habilidad de identificar los dones de otros, se convirtió en el poder para robar los dones de otros. Conservarlos para ti mismo, o entregárselos a otros. A cambio, sólo te pedí dos pequeños favores. Que me encontraras un nuevo recipiente...

– Y ya casi está listo, maestro. – declaró All of One rápidamente. – Está vacío, y le hemos dado poderes. Sólo necesitamos esperar unos cuantos meses para que los poderes se desarrollen en el recipiente. Y luego lo probaremos contra el Símbolo de la Paz. No quedaría nada bien que su nueva forma sea más débil que un simple héroe humano.

Cuando las palabras salieron de su boca, All for One supo que había cometido un error. El dolor se intensificó, y ahora se sentía como si hubiera dedos enterrándose en su piel. Sangre empezó a chorrear de sus sienes, mejillas y mandíbula.

– Qué tonto de ti recordármelo. – dijo la voz. – Que no sólo has fallado en tu segunda tarea, sino que la has empeorado. Se supone que debías guiar a la humanidad hacia la maldad. Hacer que explotaran y utilizaran a placer sus dones. Dárselos para que crecieran. Que abandonaran la compasión y la justicia. Y en lugar de esto, creaste a tu peor enemigo, y con él a una luz para mantener a la oscuridad a raya. Un espejo, contra el cual los humanos pueden reflejarse. Con el que se encuentran deseando y esforzándose por ser mejores.

– Pero también me he movido contra ellos. – dijo All for One casi suplicando. – Incluso ahora, estoy armando una nueva liga de seguidores. Peones que atacarán a las instituciones del mundo. Hacer que la chusma dude de sus héroes, y demostrarles que pueden hacerlo mucho mejor rechazando las restricciones que han sido puestas sobre ellos. Pero debemos asegurarnos de ser lo suficientemente fuertes, porque si fallamos, las cosas empeorarán. Sólo necesito un poco más de tiempo. Unos cuantos meses.

Estaba mintiendo, y lo sabía. Necesitaría un año, preferiblemente dos. Pero como su maestro implicaba, el tiempo era fluido para ese mal incorpóreo. A veces, creía que una semana era un año, hasta que se lo recordaban. Otras veces, pasaría una década, y el maestro creería que sólo fue un mes. All for One cruzó sus dedos mentales. Y entonces el dolor desapareció.

– Puede que tengas más tiempo, Shigaraki Endo. – le dijo. – Pero no será mucho. El hechizo dañado está empezando a fallar. Sólo durará la mitad de lo que lo ha hecho hasta ahora. En este momento, una pizca de energía de la Red Morfósica se está filtrando, y no hace mucho, algo escapó de la barrera. No se suponía que impidiera que cualquier cosa pudiera escapar, pero el pasaje ha creado otro agujero. Ya se está reparando, pero podría no cerrarse totalmente. Y el resultado es que el hechizo se ha debilitado más. Estoy percibiendo algo en la Tierra, que no debería estar allí.

– ¿De qué se trata, Maestro Demonus? – preguntó All for One. – ¿Hay algo que mis peones puedan hacer al respecto?

– Tal vez... – musitó el alma viviente. – Una vez que determine lo que es, y dónde está. Pero más importante aún, debes cumplir con tu trabajo. Necesito mi nuevo cuerpo, y debo tener un nuevo ejército. Antes de que el hechizo falle. Antes de que otros Rangers puedan regresar.

Y la presencia desapareció. Usando un Quirk telekinético, All for One recolectó la sangre de su cuerpo y la desintegró. En este momento, casi se sentía agradecido por sus heridas, ya que le impedían a Demonus decidir apoderarse de su cuerpo. Casi.

Ya presentable, activó el intercomunicador.

– Kyudai, ¿cuál es el estatus del Nomu prototipo? – declaró All for One.

– La masa muscular se ha incrementado en un cuatro por ciento. – respondió el doctor. – La programación inicial tras el borrado de memoria ha fallado. Creo que podría estar relacionado a la cantidad de Quirks apilados.

– ¿Cuánto tiempo hasta que esté listo? – demandó Shigaraki, cuya ira ocultaba su preocupación.

– Es difícil predecirlo. – admitió Garaki. – Si puedo encontrar un mejor esteroide para potenciar el crecimiento muscular, y una solución al problema con la programación, tal vez tres meses. Pero siendo honesto y conservador, más bien serían doce.

– Hazlo bien, pero date prisa. Parece que hay otras cosas en movimiento, y mi compañero está ansioso.

All for One se desconectó. Y entonces activó la cámara de video, para observar a su "sucesor".

– Tendrás éxito, Tomura. – se dijo All for One a sí mismo. – O de lo contrario tal vez tendré que ofrecerte a ti al maestro.

All for One regresó a sus planes, haciendo ajustes para lo que haría con o sin su protegido.

Esta historia continuará...