Uno publica el final, dice "epílogo en unos días", no se da cuenta y ya pasaron casi 2 meses, así que perdón. Me estanqué en una parte pequeña que merecía tiempo y dedicación, que recién pude darle hace un par de días. Con esto dicho, les dejo la última pincelada de estos raguitos que tanto significan para mí.
Canción del capítulo: Bachata Rosa - Juan Luis Guerra
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Los besos suben de intensidad en el cuarto, mientras intentan que la camisa de Agoney no se arrugue tanto. Las chaquetas volaron hace ya un rato, y ninguno se explica cómo han durado tanto sin quitarse toda la ropa. Las manos de Raoul están a punto de quitar el pantalón del mayor, mientras este manosea sus nalgas, cuando unos golpes en la puerta acompañados de un grito les estropea el momento.
—¡Escuchadme, hijos de puta! —Oyen la voz de Ricky y cierran los ojos, a la vez que suspiran, para intentar bajar el calentón—. ¡Me importa una mierda que estéis follando! ¡Vuestra boda es en una hora y tenéis que estar presentables! —Vuelve a gritar. Raoul reza porque no pase nadie por el pasillo del hotel en ese momento porque, si alguien oyera a Ricky, se moriría de vergüenza—. Vais a salir en treinta segundos de esta habitación y, si no, entraré para arrastraros de las orejas. ¡No me importa si estáis desnudos, os visto yo si es necesario!
—Que aguafiestas —bufa Agoney, sin dejar su lugar en el cuello de Raoul. Este solo ríe en respuesta.
—Tiene razón, Ago —admite, dejándole una caricia en el pelo—. Dijimos que solo besos y míranos, estábamos a punto de follar.
—¿Y? —Se apoya en sus antebrazos para poder mirar al menor—. Es nuestra boda, podemos llegar tarde. —Raoul niega con la cabeza.
—Venga, arriba, amor —responde, levantándose la cama y palmeando el muslo de Agoney—. Que bueno que no te pusiste tan animal, que ya me veía toda la noche con la camisa rota.
—Mmmm. —Agoney lo sigue, pero lo rodea con los brazos para atraparlo y empieza a dejar besos en su cuello—. Aún puedo hacerlo —susurra, dejando un pequeño mordisco después. Raoul cierra los ojos y se muere de ganas de dejarse llevar, pero su respeto por los invitados es mayor.
—¡Que no, Agoney! —Dice riendo, zafándose del agarre—. Luego tendremos dos semanas en el caribe para follar, aguanta un poco ¿vale?
—Vale. —Rueda los ojos pero, en realidad, no podría estar más ansioso por lo que va a ocurrir en un rato—. Mejor salgamos, antes de que...
Pero no llega a terminar la frase, porque Ricky irrumpe en la habitación, tal y como dijo que haría.
—Ah, estáis vestidos, que bien. Me ahorráis trabajo —dice serio.
—¿De verdad pensabas entrar si estábamos en medio de un polvo? —Pregunta Agoney.
—Claro, por algo os amenacé. —Se encoge de hombros, como si fuera lo más normal del mundo—. Ambos me conocéis lo suficiente como para saber que soy capaz de cumplir lo que dije, no sé por qué te extraña.
—No lo sé, en realidad. —Agoney también se encoge de hombros, y comienza a caminar a la salida.
—¿A dónde te crees que vas? —Pregunta Ricky, reprochándole su acción.
—¿A mi boda? —Lo mira extrañado—. Joder, Ricky, tanta amenaza para que saliéramos de la habitación y ahora me dices que no.
—Es que no podéis salir así.
—¿Así cómo? —Pregunta Raoul, interfiriendo por primera vez en la conversación.
—Así, con las camisas todas arrugadas como si acabarais de follar.
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Arms of a Stranger
FanfictionRaoul busca cada noche cariño en brazos de algún extraño. Puede que Agoney aparezca a cambiar eso. O Puede que Raoul, al fin, ya no necesite buscar cariño en cualquier extraño porque lo encontró en una persona especial.