Canción del capítulo: Ahora te puedes marchar - Luis Miguel
TW: relaciones sexuales explícitas entre dos hombres, Agoney con bigote.
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El lunes, con lo primero que se encuentra Raoul al llegar a la escuela es con una Ana curiosa y ansiosa de saber cómo le fue el sábado en su encuentro con el innombrable. La canaria lo espera en la puerta, por lo que ni siquiera ha podido procesar que inicia una nueva semana de trabajo cuando la chica ya se ha abalanzado sobre él.
—¡Raoul! —Saluda con entusiasmo a la vez que lo envuelve en sus brazos. El rubio devuelve el gesto, y se alegra de tener una amiga que lo haga sentir tan bien y que lo apoya en todo—. ¿Qué tal el sábado? No volviste a decirme nada durante el fin de semana y me quedé algo preocupada.
—Hola, Ana —saluda a su amiga— Antes que nada, estoy bien, creo. No fue muy terrible, pero te cuento en la sala, porque creo que deberías sentarte para escuchar las gilipolleces que me dijo —agrega, comenzando a caminar hacia el interior.
—¿Me dices que no fue muy terrible y luego que tengo que sentarme para oír las gilipolleces? Eso es una contradicción gigante. ¿Fue malo o no? —Ana aligera el paso para alcanzar a Raoul, que entre unas cosas y otras se había adelantado un poquito.
—No fue tan malo, de verdad, pero sé el odio que le tienes así que te va a dar aún más rabia que a mí.
"En realidad fue horrible" piensa Raoul. "Pero Agoney mejoró el día por completo y logró que no lo fuera, solo que aún no estoy listo para aceptar que tiene ese poder sobre mí." Calla la voz de su inconsciente preguntando a Ana sobre cómo estuvo su fin de semana hasta llegar a la sala de profesores, donde se acomodan en sus lugares, uno junto al otro y, una vez que saludan a sus pocos compañeros, Ana vuelve al ataque.
—¿Y bien? —Pregunta curiosa.
—Quería volver conmigo —suelta.
—¿QUÉ? —No puede evitar el grito que le sale y hace una mueca de disculpa al notar que un par de profesores miran curiosos—. ¿Es una broma, no? ¿Pero cómo tiene tanta cara?
—Lo mismo pensé yo. —Raoul se encoge de hombros—. Ni siquiera sabía que yo me había enterado de los cuernos, y luego culpó a Matías de haberme dicho todo y que no podía ser que nos hubiéramos puesto en su contra. Le escupí un par de cosas a la cara y luego me fui —acaba de hablar, pero la mueca compungida de su rostro le indica a Ana que eso no es todo.
—¿Y?
—¿Y qué?
—Te cambió la cara, hay algo que no me estás contando. ¿Qué más te dijo?
—Odio que me conozcas así —bufa, estirando su cabeza hacia atrás. Cierra los ojos, toma aire y vuelve a enfocarse en su amiga—. Me dijo que tuviera suerte encontrando a alguien mejor que él porque no iba a ser capaz de superarlo —aparta la mirada.
—Vale, ya está —sentencia Ana con rabia—. Me voy a Barcelona a cortarle los huevos, no lo aguanto. Tengo muchísimas ganas de pegarle un puñetazo.
—Sin contarme a mí, eres la segunda en la lista —murmura sin darse cuenta. Pero aunque fue un susurro, es suficiente para que la otra escuche.
—¿Qué acabas de decir? —Pregunta curiosa. Mierda maldice Raoul.
—Nada, no he dicho nada.
—¡Claro que sí! ¡Dijiste que soy la segunda! ¿Quién está antes?
—Nadie, si no es nada, Ana. —Pero sus mejillas se tiñen de rojo, aparta la mirada de nuevo y hace como que revisa apuntes sobre el escritorio en un intento de esconderse, lo que le da pistas a la mayor para resolver el misterio.
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Arms of a Stranger
Fiksi PenggemarRaoul busca cada noche cariño en brazos de algún extraño. Puede que Agoney aparezca a cambiar eso. O Puede que Raoul, al fin, ya no necesite buscar cariño en cualquier extraño porque lo encontró en una persona especial.