Capítulo 5

197 16 2
                                    

Logan.

Golpeo con fuerza el costal de box, siento el sudor bajar por mi nuca, golpeó una y otra vez sacando la furia que no he podido quitarme.

El tiempo parece detenerse mientras miles de imágenes de ella se forman en mi cabeza.

Verla entrenar se volvió mi hobbie favorito así como también culposo.

Pero ella simplemente me a evitado desde hace tres noches, actúa como si fuera una niña.

Giro sobre mi eje finalizando con una patada que manda a volar al que es el tercer costal que uso.

—Oye Ares, debes calmarte amigo —Apolo se acerca con cautela— la misión para rescatar a la esposa de aquel diputado es en menos de una hora.

—¿Quién eres?, ¿Mi madre? —no puedo evitar sonar tosco— largo de aquí.

—Amigo no se que te tiene de este humor, pero lo que sea deberías… —se calla abruptamente cuando me le acerco amenazante— ¿Sabes qué?, has lo que quieras, prepararé al equipo.

Molesto sale del gimnasio. Tomo una ducha y me coloco el uniforme negro de licra.

Esta misión es importante, normalmente no nos dedicamos a los rescates pero dado que el diputado Davis es parte de los objetivos de los Farhat ahora también es parte de nuestra jurisdicción.

Al llegar a la pista ya me esperan las tropas, Apolo y Zeus lideran una y yo lideraré la tercera junto con la rubia que no puede salir de mi jodida cabeza.

La sangre me hierve al verla reír con uno de los nuevos tenientes.

—No deberías rechazarme tan rápido —se le acerca haciendo que ella retroceda un paso con una sonrisa tensa— me harás creer que no soy bienvenido.

Endurezco la mandíbula caminando hacia ellos.

—Líder Ares —el tipo hace el saludo correspondiente— Teniente Eros.

Lo ignoro concentrándome en la mujer frente a mi.

—Capitana, ¿esta todo listo?, me gustaría aclarar algunos puntos.

—Si, señor —Señor, cientos de escenarios se forman en mi cabeza al escucharla decir esa palabra— lo siento mucho Eros, no salgo entre semana y tampoco me apetece mucho involucrarme con un compañero, espero no te ofendas, también soy nueva.

Se le desencaja la cara y una sonrisa de satisfacción aparece en mi rostro.

—Pero…

—Ya le ha dicho que no —lo corto— vuelva a su posición y haga su trabajo en lugar de perder el maldito tiempo acosando a mis soldados.

Agacha la mirada y asiente antes de dar la vuelta e irse.

—¿Cuáles son los puntos que quiere tocar señor?

—Todo esta listo, solo creí que necesitabas una mano —frunce las cejas con notoria molestia— ¿Porqué me evitas?

Se ríe negando, no puedo evitar recorrerla, el enterizo le queda como guante, remarca cada una de sus curvas, se ve exquisita.

—No lo evito, no tengo nada que hablar con usted a parte del trabajo y gracias pero no necesito ayuda para rechazar una invitación.

—Trabajo —repito con sarcasmo— hace unos días no parecías tan interesada en eso mientras te comía las tetas.

—Por favor —se cruza de brazos y el rostro se le enrojece debido al enojo o quizas la vergüenza— no somos niños, fue la calentura del momento, no volverá a pasar.

Némesis el origen [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora