Capítulo 19.

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Dejando las cosas claras.

Brooke

—Es un imbécil.

Asiento, Ekatherina se encuentra furiosa, Logan no solo se paseo con la soldado en la cafetería si no que lleva días evadiéndome y está mañana al ir a buscarlo me encontré con la grata presencia de Atenea quien salía bastante sonriente y despeinada del despacho.

—Lo es, pero yo lo soy más — hace una mueca — no debería importarme.

—Pero te importa.

—Me importa, pero más que nada me genera unas ganas de hacerle lo mismo — arquea una ceja — hace tanto que no veo a mi prometido, ¿En dónde anda tu hermano?

Una carcajada brota de sus labios y golpea mi hombro.

—¿Utilizarás a mi pobre hermanito?

—Digamos que será algo mutuo.

—Podrías convertirte en mi cuñada real — muerde sus labios con emoción — te alejarías de Ares y de ese ejército.

Hago una mueca, no me importa alejarme de Logan, pero dejar el Olimpo…

—Quita esa cara — me toma las mejillas — es solo una fantasía se que eso no ocurrirá.

—Esa institución me ha dado mucho — reconozco — mi vida esta ahí, no se si algún día seria capaz de dejarla y darle la espalda.

—Eso lo se, y lo entiendo. Solo ten presente que en mi organización y familia siempre tendrás un lugar.

Agradecí su gesto, sin saber que más tarde se volvería una cruel realidad para mí.


———☆☆☆———


Logan

Echo la cabeza hacia atrás y me relajo en la silla, tomo su cabello con fuerza manteniendo su cabeza quieta disfrutando de como me aprieta mientras contiene las arcadas.

Muevo su cabeza follandomela a mi antojo, tenso la mandíbula sintiendo como el miembro se me hincha y los huevos me hormiguean listos para descargarse.

Bajo la vista, su rostro está enrojecido y varias lágrimas han escapado de sus ojos, cierro los míos, su rostro siendo sustituido por el de la rubia de ojos verdes que no sale de mi cabeza, la imagino comiéndome con ganas mientras se toca así misma, preparándose para recibirme en su estrecho coño.

Tenso el cuerpo soltando la corrida que ella se traga.

No la observo, mantengo los ojos cerrados tratando de regular mi respiración.

—Creo que no fue suficiente — ronronea acariciando mi erección — déjeme ayudarle.

Se sube a horcajadas pincelando su chorreante sexo con la punta de mi polla, la detengo en cuanto la posiciona.

—El condón.

—No pasa nada, tomaré la pastilla — mueve sus caderas estimulándose, se deja caer un poco y antes de que se empale la quito — ¿Qué..?

—Sin condón no follo — la empujo subiéndome el camuflado —  ahora largo.

Se mantiene quieta, como si no lo creyera.

Tomo su ropa lanzándosela y tensa la mandíbula molesta.

—¿Eres sorda? Dije largo — me encamino a la pequeña cantina y tomo una botella de Whisky dándole un trago antes de acomodar la molesta erección que no baja.

Némesis el origen [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora