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–Bienvenida a mi humilde hogar. – dijo con una sonrisa, señalando al interior con uno de sus brazos.

–Oh wow, muchas gracias, – rió – realmente me imaginaba algo más... ¿diferente?

Miró a su alrededor, habían tres estantes llenos de libros, la mayoría de estos mangas, cuadros pintados a mano y fotos familiares. También había un sofá naranja muy interesante (ja), y una alfombra a cuadros blanco y negro.

–¿Diferente? – preguntó Abril mientras cerraba la puerta de la entrada – ¿diferente cómo? – se acercó a ella.

Sam se dió la vuelta para hablarle de frente.

¿Abrilsiempre fue tan alta?, cuando la vió hace unas horas en casa de Osvaldo no lo notó.

–No lo sé, es que sentí más una vibra de chica misteriosa y amante de lo oscuro que de nerd colorida.

Abril rió.

–Lees mucho... – comentó caminando hacia uno de los estantes – La serie de Yellow, la trilogía de FearStreet, y-

La pelicastaña no podía creer lo que veía.

–Ah, sé que son diferentes, ¿es raro...?, para qué pregunto, ¡claro que es raro!, no tienes que decir-

–Abi, tranquila, es solo que, – le sonrió – nunca había conocido a alguien que le gustara la heartstopper.

–Espera, – abrió los ojos de par en par – ¿te gusta heartstopper?

–¡Claro!

–¿Y también te leíste todo lo demás que mencionaste?

–Bueno, la trilogía de FearStreet aún la tengo pendiente, pero Yellow es uno de mis libros favoritos.

–Ja, valdo no mencionó que serías una nerd.

–¿Disculpa?

Ambas rieron.

–No soy una nerd, simplemente aprecio la buena literatura.

–Oh, sí, sí, claro.

"¿Me está respondiendo con sarcasmo...?"

–Bien señorita definitivamente no nerd, deja que te guíe a tu cuarto.

–Todo un caballero.

A esto abril le respondió guiñándole el ojo, para luego quitarle sus maletas de las manos y empezar a subir las escaleras.

–Por aquí, – sonrió – no vayas a perderte rivera.

–Lo dudo, garza.

Sam empezó a seguirla, notando todas las pinturas que habían, eran muchas.

Algunas eran abstractas, muy coloridas y llenas de emoción, otras eran realistas y relajantes, como si estuviese caminando por un frío sendero en algún bosque lejano. Y las restantes eran simplemente cuerpos, no solo pintados, también dibujados a lápiz, a carboncillo, con pasteles de óleo.

"A esta sí que le gustan mucho las mujeres", pensó.

–Llegamos. – dijo al abrir la puerta del cuarto.

La pelicastaña entró primero, y la menor le siguió, dejando sus maletas junto a la cama.

–Te dejaré para que arregles un poco acá, así que... grita si me necesitas.

–Bien.

abrilsalió del lugar cerrando la puerta con ella.

sam sacó su teléfono del bolsillo y llamó a Valdo, a la vez que desempacaba.

–Mira, – expresó al mismo tiempo que giraba la pantalla a su alrededor – esto llevará mucho trabajo y necesito tu ayuda.

–Oh wow Sam, claro que lo haré, ¿conoces la tienda de segunda mano cerca del centro?

–¿La de capri?

–Exacto.

–¡Claro!, he ido allí cientos de veces.

–Bien, pues te recojo en veinte.

And they were roommates [rivari adaptacion]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora