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sam pasó una de sus manos por el pelo de abril, con mucha delicadeza.

–¿Estás segura, hermosa?

La pelipúrpura asintió, aún sin despegar su cara del pecho de la menor.

samla cargó hasta su habitación y la recostó sobre su cama, le quitó los zapatos y la ropa, ella hizo lo mismo con sus propias prendas. La cubrió con una colcha y luego la abrazó. Ella sabía cómo podían afectar los sentimientos en el ámbito físico, que cuando algo interviene con tu salud mental puede consumir tu energía, dejarte débil, sin fuerza.

Al final se quedaron dormidas, con las piernas entrelazadas y el calor de sus cuerpos, de su piel, reconfortándolas mutuamente.

A la mañana siguiente se encontró con abril mirándola mientras dormía, así como aquella vez que empezó todo.

–Buenos días princesa. – dijo la pelipúrpura a la vez que pasaba su mano por su mejilla.

sam solo sonrió y la abrazó.

–Hola novia.

Ambas rieron mientras se depositaban besitos por la cara, el cuello, los hombros.

Digamos que... no pararon allí, disfrutando con una sonrisa cada centímetro de sus cuerpos.

Tiempo después alguien tocó el timbre.

–Solo – la besa – ignóralo – vuelve a besarla – seguro no es nada.

Pero el timbre volvió a sonar.

–¡Agh! – dejó salir sam mientras abandonaba su posición encima de abi y se ponía unos joggers y un t-shirt.

Su novia reía ante esa acción.

–Tranquila, – le dijo mientras caminaba hacia ella y besaba su mejilla – seguiré aquí cuando vuelvas.

Ambas se regalaron una pequeña sonrisa, llena de amor y ternura.

Volvieron a tocar el timbre.

–¡Sí, ya voy! – gritó la muchacha dirigiéndose rápidamente a la puerta.

Al abrirla se encontró con una sorpresa.

–¿Ma?

–¡sam! Que bueno que abriste, ya me estaba preocupando. – la abrazó.

–¿Qué haces aquí?

–Primero que todo, besa mano.

–Cion mami.

–Bendición mi hija. – le sonrió.

–Entonces... ¿qué haces aquí? – se escuchó nerviosa.

–Yo solo estaba cerca y decidí pasar a visitarte... ¿por qué?

–Oh, no por nada.

–¿Qué me estás ocultando muchacha?

–¡Nada! – levanta las manos en el aire, viéndose 100% culpable.

–¡Ah!, ya sé, te estás drogando, ¿verdad?

–Espera, ¿qué?

–Ay Dios, siempre me dijeron que tenías pinta de eso, pero nunca lo creí. – se cubre la cara con las manos.

–Mami, – suspira – te juro que no es eso, si tan solo pudieras quedarte aquí y bajo en un segundo sería una maravilla.

Camila la miró extraño un minuto, analizando la situación.

–No, claro que no, voy a subir a tu habitación contigo.

–Mamá-

–Sin peros, camina.

–Me voy a cambiar mami.

–Yo te di la vida, no tienes nada que no haya visto.

–¡lenay treviño! – gritó mientras se paraba frente a las escaleras, obstruyéndole el paso.

–samantha rivera...

–Mamá, no puedes subir.

–¿Ajá? ¿Y eso por qué?

–Porque... – no sabía qué decir, así que simplemente cerró los ojos y gritó – ¡hay una chica desnuda en mi habitación y es mi novia y la amo pero no quiero que se conozcan de esta manera así que por favor quédate aquí y respeta mi privacidad! – los abrió de nuevo, lentamente, observando la cara de su madre.

–Oh, yo... entiendo esperaré aquí.

–Gracias. – dijo a lo bajo, aliviada.

Subió a su habitación y cerró la puerta de golpe.

abi la miró con una expresión de sorpresa, preguntándole con la mirada qué acababa de ocurrir.

–Una noticia inesperada... mi madre está aquí y sabe que eres mi novia, ¡woohoo!

La cara de la pelipúrpura no tenía ninguna emoción, había quedado en shock ante aquellas palabras.

–¿Abs?

sam se acercó y colocó su mano sobre la de ella.

–Lo siento mucho amor, no quería que esto pasara todo fue-

–Está bien, sam.

–¿Eh?

–Solo... – suspira – ¿puedes tomar mi mano todo el tiempo?

Un sonrojo creció en la menor, luego sonrió.

–Claro princesa, – besó su mejilla – ni siquiera tienes que preguntarme.

Se arreglaron lo mejor posible y bajaron las escaleras.

And they were roommates [rivari adaptacion]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora