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La música llegaba a cada rincón de la casa y Abril, por supuesto, no la conocía. Cerró la puerta de una patada, ya que tenía las manos ocupadas con todas las bolsas, y ahí paró la música.

–¿Abril? – escuchó desde la cocina.

–Ajá.

sam asomó la cabeza, viéndose aliviada.

–¿Por qué no le pones el seguro a la puerta si sabes que te va a dar miedo?

–Eso no importa, – dijo restándole importancia – deja que te ayude con esto.

Corrió a tomar la mitad de lo que llevaba su compañera.

Ella rió suavemente.

–¿Todo esto es para tu cuarto?

–Sí, quiero sentirme yo misma por primera vez.

La menor admiró su cara, lucía tan soñadora, como si le hubiesen dado un dulce a un niño.

"Es muy tierna", pensó.

–Bien, pues empecemos subiendo esto. – sonrió para luego dirigirse a las escaleras, haciendo que Abril la siguiese.

Ya en la habitación ella dejó las fundas en un ladito en el suelo, para que no estorbasen.

–¿Necesitas ayuda con algo?

–Mm, sí, ¿tienes una caja de herramientas?

–¡Claro!, deja que la busque, vengo en un segundo.

Bajó las escaleras rápidamente y, al llegar al área de servicio, empezó a rebuscar entre un montón de cajas de cartón.

"Bingo", celebró en su mente al dar con lo que buscaba.

Subió nuevamente a la habitación, encontrándose con la bandera lesbiana abierta sobre la cama de su compañera.

"¿Ella es... gay?", pensó, "O sea, obvio que sí, pero, ¿por qué me sorprende tanto...? Un minuto, ¡he estado coqueteando con ella sin saber que realmente podría pasar algo!", sus pensamientos fueron interrumpidos por la voz de aquella misma chica.

–Oh, sam, ¿la encontraste?

sam asintió.

De repente estaba tensa.

¡¿Por qué estaba tensa?!

–¿Todo bien?, – preguntó – parece como si hubieses visto un fantasma.

–¿Qué?, pff, claro que todo está bien.

No.

No todo estaba bien.

–Mm, ¿necesitas ayuda?

–¿Colgando la bandera?

–Ajá.

–Oh, no, está bien, puedo hacerlo, – sonrió – tú sigue escuchando música, me has ayudado lo suficiente.

–¿Segura, garza?

–Claro, rivera.

Ahí está de nuevo.

–Bien, pues... grita si me necesitas. – le guiñó el ojo y luego procedió a bajar las escaleras casi corriendo, como si su vida dependiera de ello.

Se tumbó sobre el sofá, agarró su celular y presionó play, haciendo que la música sonara nuevamente.

Tomó un cojín y lo colocó sobre su rostro, para luego soltar un grito y patalear.

"¿Acaso puedo llegar a tener una oportunidad con ella?, ¡no!, no puedo pensar eso, ¿y si no está soltera?, ni siquiera la conozco, además... no puede gustarme solo porque sea lesbiana, o sea, sí tenemos cosas en común, pero así mismo tengo cosas en común con muchas otras personas, ¿cierto?", se retiró el suave objeto de la cara y suspiró.


De repente se despertó, al caer del mueble, dándose cuenta de que se había quedado dormida.

Revisó su teléfono.

–Doce y media de la madrugada, ugh.

Se levantó del suelo y se dirigió a la cocina, buscaría un vaso de agua y tal vez algo de comer, para después irse a la cama.

Al abrir el refrigerador se encontró con una sorpresa: un sándwich con una nota al lado, que decía

[sam,

te vi durmiendo y no quise despertarte, pero sé que no habías cenado, entonces te preparé un sándwich,

Abril]

¿Que si Luz se había sonrojado? Pues sí.


Recogió todo lo que necesitaba, incluyendo el sándwich, y se dirigió a su habitación.


And they were roommates [rivari adaptacion]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora