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abril había empezado a ir a terapia, sam le dijo que no se preocupara por el precio, ya que ella se encargaría de eso.

Al principio no quiso aceptar, pero luego de todas las insistencias de su novia decidió darle una oportunidad.

–Hoy es tu primera sesión, ¿cierto?

–Sí, a las cuatro.

–¿Te acompaño?

–En realidad creo que... mejor no.

–Ah, está bien Abs.

–O sea, pero es solo para que no te quedes solita esperándome afuera, ¿sí?, me dijeron que tardaría entre una hora, hora y media.

–Princesa, – se acerca a abril y toma su cara entre sus manos – no tienes que darme explicaciones, incluso si no las tuvieras está bien.

–¿Está bien...?

sam ríe.

–Claro, no somos una misma persona, somos dos individuos que pueden tomar sus decisiones. – la besa.

–Tienes razón. – sonríe.

La pelipúrpura salió de casa a las tres y media, dejando a sam en la casa planificando qué podría hacer de cena.

De la nada, una buena idea le llegó a la cabeza.

–¿sam? – se escuchaba algo irritada.

–¡Rocio! ¿Cómo estás?

–Mm, bien, ¿y tú?

–Igual, ¿te puedo pedir un favor?

–Adelante.

–¿Puedes escribirle a abril para pasarla a buscar en tu auto luego de su sesión?

–sam... ¿no se te pasó algo?

–¿Qué cosa? – preguntó algo confundida.

–No me preguntaste si la podía ir a buscar.

–Ah, lo siento, hablé muy rápido, mm... ¿la podrías ir a buscar?

–Bueno, ahora mismo estoy ocupada con... algo, si me desocupo antes voy, ¿sí?

–Dale, perfecto.

–¡Adiós sam!

–¡Bye!

La chica estaba muy preocupada por su novia, ¿y si se volvía a topar con sus padres?

Estaba asustada de que estuviera sola y no supiera cómo reaccionar. Obviamente, con algunas sesiones de terapia podría lograr manejarlo, pero ahora mismo su salud mental se encontraba en el suelo.

Al otro día cada una se dirigió a sus clases, despidiéndose con un corto beso en los labios y algunas risitas.

A abril le había ido bien, le contó cada segundo de la terapia, lucía muy feliz de haber ido, parecía una niña que acababa de llegar de clases y le contaba todo a su madre con detalles.

Hoy parecía no ser un día de suerte ya que, al salir de su segunda clase, abril se encontró con alguien inesperado.

ari...

La muchacha lo ignoró y siguió su camino.

–¡Espera! Yo, pues, vine a hablar contigo.

–Papá, simplemente vete, no quiero hablar con ninguno de ustedes.

–Pero, ¿por qué?

–¿En serio? Pa, no me defendiste, solo sigues órdenes, al igual que juan y Nuvia, no quiero ese tipo de personas en mi vida.

–Entiendo ari... aún así, ¿podrías darme una oportunidad y escucharme?

–No, – se dió la vuelta – fue bueno verte papá, supongo.

Y así se fue sin mirar atrás, desapareciendo entre el tumulto de personas que rondaba por los pasillos.

"Bien, siguiente plan: Encontrar a sam", pensó ded.

Después de un rato preguntando por ella la encontró esperando a que se desocupara un salón.

Samantha rivera

Una chica alta, de piel clara, pelo largo y ropa ancha.

–¿Señorita rivera?

La muchacha abrió los ojos de par en par al escuchar que la llamaban de aquella forma.

–¿Sí? ¿Quién es usted?

–¿Podemos hablar en privado un segundo?

–Claro. – dijo algo desconfiada.

Entraron a otro curso cercano que se encontraba vacío.

–Bueno, ya estamos solos, ¿qué ocurre?

–Ah, sí, primero que todo me presento, soy ded garza, padre de abril, – extiende su mano, pero ella solo la mira sin intención de tocarla – y justo de ella vine a hablarte.

–¿Me va a decir algo más que se le olvidó a su esposa? Porque ella sí que dijo mucho.

–No, en realidad vine a hablar con ari, pero fue un caso imposible.

–¿ari?

–Oh, abril, pero como estaba diciendo, su madre no se está dando por vencida, por más que lo intente, e insiste en que deben terminar para luego enviarla a un campamento lejos... y yo no soporto eso.

–Espere un segundo... usted, ¿quiere ayudarla?

–Claro, – suspira – si te soy sincero sam, la entiendo mejor que cualquiera, y siempre tuve miedo de levantarme por mí mismo, pero he decido que no voy a dejar que lastime más a mis hijos.

sam se quedó en silencio analizando su rostro, por lo que él continuó.

–Quiero un nuevo comienzo con mis hijos, con abril, y puedo ver cuánto se aman.

And they were roommates [rivari adaptacion]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora