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–¡Hola Rocio! – dijo sam entusiasmada mientras bajaba las escaleras – Buenos días, ¿cómo ha estado tu mañana?


La chica puso los ojos en blanco ante la pregunta.

–Hola sam, – mira su reloj – son las dos de la tarde. – sonríe.

–¡¿En serio?!, oops.

–Sí, – miró a ambas chicas, primero a sam, luego a Abril– ustedes están raras hoy, pero se las dejaré pasar.

Las muchachas se miraron sutilmente, preocupadas.

–Bueno, ¿quieres café, roci? – preguntó la pelinegra.

–Muy buena idea.

Iba a sentarse a la mesa cuando sam la detuvo.


–Hey, ¿qué tal si hoy lo tomamos en el sofá? – sonrió.

–Oh, mm, está bien.

–Sí, es que aún está sucia por el desayuno – hace una pausa – ya sabes, la mesa.

–¿Y tú no te acabas de despertar?

–¿Qué?

–Eso me había dicho Abril... pero bueno, de seguro escuché mal. – tomó su teléfono y pareció leer algo.

Justamente Abril salió de la cocina con tres tazas de café en una bandeja.

–Ay chicas, voy a tener que irme, ¿puedo llevarme la taza y se las traigo luego?

–Claro. – dijo sam pasándole rápidamente su café.

–¿Ocurrió algo?

–Más o menos...aldo me acaba de escribir que se siente mal y que está apunto de vomitar, es mejor que me vaya.

Se despidieron de su amiga y por fin volvieron a respirar.

–Que miedo.

sam abrazó a abril.

–Esto es nuevo, – miró hacia arriba hasta que sus ojos se encontraron – ¿todo bien gigante?

–Ajá, es que te veías abrazable. – sonrió.

–Oh.

Abrilse relajó ante el agarre de sam.

"Esto es, realmente, muy lindo", sonrió.

Siguieron haciendo eso por un tiempo, se besaban, se abrazaban, de vez en cuando pasaba más, pero no eran nada.

¿Acaso eran novias? No.

¿Una relación abierta? Tampoco.

¿Se estaban conociendo antes de volverse oficiales? Negativo.

Simplemente estaban avanzando, a su ritmo, un día a la vez.


Mas, eso era un poco difícil a veces, y rocio notaba que algo ocurría. La tensión era innegable para todo el que pasara aunque sea cinco minutos con aquel par.

–¿Abs? – dijo sama la vez que ponía la película en pausa.

Estaban viendo El diario de la Princesa, por lo que Abril se decepcionó un poco ante esa acción.


–¿Ocurrió algo sam? – se dio la vuelta para verla a los ojos.

–¿Deberíamos contarle de esto – hizo señas entre ambas con sus manos – a rocio? Después de todo es nuestra mejor amiga.

–Bueno, es que... tendríamos que tener alguna etiqueta antes de presentarnos, – una pausa seguida de una mirada seria – entonces sam, ¿qué somos?

–¿Qué quieres que seamos, Abs?

–No lo sé...

–¿Podemos decir que somos novias?

–¿No es muy pronto?

–Tenemos tres meses actuando como novias.

–Exacto.

–Abi, – hunde su cara en el hueco de su cuello – ya nos acostamos, vimos cada centímetro de nuestros cuerpos, ¿qué más quieres?


La pelinegra levantó su cara, tomándola por el mentón.

Le dio un suave beso en los labios.

–Podemos esperar un poco más, ¿cierto?

sam suspiró.

–Está bien princesa.

–Gracias, mi prínsesa.


Volvió a besarla.

Una y otra vez.

No parecía acabar en algún momento.

–¿Y qué hay de la película?

Abril rió a lo bajo.

–Supongo que eso puedo esperar.

Volvieron a unir sus labios.

And they were roommates [rivari adaptacion]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora