Capítulo 23: hasta que la muerte los separe.
Para Gabriel volar se sentía más que solo eso. Las ráfagas de viento corriendo entre sus plumas era una sensación de cosquilleo y libertad inimaginables. El frio le erizaba la piel, y las nubes abrazaban su cuerpo esfumándose casi al instante del contacto. Sus alas a pesar de ser tres veces más grandes que su cuerpo se sentían completamente ligeras. La suavidad de sus plumas que actualmente eran negras resultaba engañosa y contradictoria, pues lo cierto era que las plumas de ángel eran un misterio letal para los mortales. Un arma de doble filo, un camuflaje. Volar por los cielos se sentía literalmente como lo que era, era elevarse hasta lo más alto sin límites ni miedo, era observar el mundo bajo tus pies y admirar la belleza de su crueldad.
Ángeles guardianes ¿A quién se le ocurrió la maravillosa idea? Si nos ubicamos en tiempo al origen de esta especie nos encontramos con que solían ser personas completamente independientes que hacían lo que querían y vivían como querían. Solían vivir en colonias en las profundidades de amazonia o las selvas más peligrosas de África. Pero ¿De donde salían estas criaturas?
Un solo nombre; Cupidus.
Piel oscura, alas doradas, cola de diablo y facciones andróginas. Cualquiera que lo mirara caía completamente a sus pies, y es que era un hombre no solo hermoso físicamente sino también de manera emocional. El primer hijo de Venus, la diosa original de del amor y la belleza, y Marte, la deidad superior de la guerra. Fue el primer dios terrenal pisando la tierra, fue el primer pilar conocido por los bimbaio. Sus amoríos con distintas especies dieron como resultado a hijos híbridos con alas, y con el tiempo estos al ser hijos de una deidad terrenal fueron desarrollando habilidades diferentes. Celosos de sus magnificas habilidades divinas los mortales planearon un ataque a Cupidus que le costaría la vida, pero con ello no lograron otra cosa que expandir su poder. Cupidus, ya muerto, estalló en miles de diamantes hermosos generando una lluvia de siete días en el mes de februus.
Valentín, el último hijo del alado, llamó a esa época el diluvio del amor. Y desde ese entonces el amor tomó la fuerza suficiente para convertirse en un sentimiento. Los mortales poco a poco fueron infectados con esto, pero eso no quitó el hecho de que eran crueles por naturaleza y, aun celosos de los privilegios de los denominados ángeles comenzaron a arremeter en su contra. Fue así como Valentín creo a Babilonia, la ciudad del deseo y el matrimonio. Para recibir allí a todos los ángeles que pudieran pues estaban en peligro de extinción.
Venus puso el ojo en estos seres provenientes de su hijo, y le propuso al primer hijo de Cupidus, Eros, y a Valentín, la libertad de ejercer sus poderes como quisieran a cambio de protección.
Tener a un ángel protegiéndote se convirtió en una especie de moda, y pronto los hijos de dos deidades originales fueron adquiriendo uno al nacer. El trato sellado con sangre de ambos bebés constaba de un intercambio justo; el ángel ofrecía su vida para proteger la de su deidad y la deidad ofrecía todas sus posesiones para la mayor comodidad de su guardián. El trato era firmado con un lazo de bronce en las muñecas de los recién nacidos, creando un vinculo tan fuerte como el matrimonio.
Y es que la única manera de separar a un ángel de su dios es la muerte.
Sin embargo los supremos se ponían bastante creativos cuando lo querían, y algunos preferían crear al ángel de sus hijos con sus propias manos. Otros les robaban los bebes a parejas de ángeles puros, y otros decidían que serian sus hijos quienes escogerían un guardián al crecer. Venus, la original, se cansó de todo esto y le dio la potestad a la Samsara de Terra de elegir el destino de cada ángel nacido y creado, pues aunque era solo una niña era bastante justa y responsable.
Lyra —quien ya contaba con un ángel cambia formas— eligió entonces el destino del que sería el guardián de su hermana adoptiva; Eva. Yeudiel, creado por Juno como regalo para la hija de Gaia, fue el primero de muchos en estar conforme con la deidad que le tocaba.
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Sunset Memories: The Death |Jeon Jungkook
FantasySEGUNDA PARTE DE «MOONCHILD» segundo libro de la saga Horti's Flowers. Han pasado años desde la problemática en el inframundo. Jungkook y Venus ahora tienen una bonita familia de seres divinos y cumplen con la misión de su existencia juntos. Pero nu...