Capítulo 06: la muerte no es más fuerte que la mentira. Porque Dios no puede morir, pero miente constantemente.
Talasea masajea mi espalda en un gesto de consuelo con absoluta serenidad. En mi cama solo estamos ambas, mi cabeza descansa en sus piernas y es tanta su atención a mí que me siento como si la hija fuera yo y no ella. Me duele el pecho, no me siento nada bien y que mi esposo ya lleve quince días fuera de casa no me ayuda en nada.
Somos conscientes de que está con su madre pero eso no hace más amena mi angustia. Le vi tan mal aquel día que no puedo sacarme de la cabeza su expresión llena de miedo, sus labios pálidos y a su cuerpo temblar. Se veía tan débil... Yo... Sentí terror, sentí que lo perdía de alguna forma. Quería correr y alcanzarlo, pero simplemente no pude. Y no porque yo me lo impidiera, sino porque a mi parecer él no quería que lo hiciera.
Quería estar solo... Él quería alejarse de mí.
Grecia fue en su búsqueda tiempo después para informarnos que estaba en el palacio azul. Me tranquilicé un poco al saber que sin importar qué ocurriera su madre lo cuidaría, pero aquello no duró demasiado cuando comencé a preguntarme qué pasaba y por qué él no me decía nada. O por qué habían pasado tantos días y no regresaba a casa, su casa. Quise hablar con él cuando pasaron seis días, pero Grecia alegó que era mejor que lo dejara tranquilo.
Y así llevamos dos semanas.
—Honey.
—Yes, mommy?
—¿No extrañas a tu abuela?
—Nop.
Arrugo la cara, recobrando mi postura sentada a su lado. Los delicados dedos de mi lucecita peinan mi cabello para apartarlo de mi rostro y entonces me sonríe, brillante y genuina. Coge mis manos entre las suyas, y al sentarse sobre sus rodillas cruza los pies.
Incluso se sienta como su padre.
—Papi vendrá pronto a casa, no te preocupes más. Él nos dirá qué ocurre y resolveremos el problema como la familia que somos ¿Está bien? —Vacilante asiento con la cabeza— Estoy segura de que no es nada grave, no hay nada que no podamos resolver.
—La muerte no se puede resolver, Tili.
—Pero ella no nos dejará ir ¿O sí? —me saca una sonrisa, niego lentamente.
—Jamás los dejaría ir.
Mi rostro se endurece al pensar en ello. No podemos morir de nuevo, yo no... No puedo permitir que algo así suceda, ya no tendremos más oportunidades. Es casi imposible que nos asesinen ahora que ya pasamos los cien años que un humano puede soportar en el mismo cuerpo. No somos fáciles de dañar, pero el precio por ello es alto. El destino ya me lo ha dicho una vez y no volverá a hacerlo, no habrá más oportunidades... Para nadie. Llevando más de treinta reencarnaciones sería catastrófico continuar con el ciclo, y como el bucle en el que estábamos metidos fue cerrado, no necesitamos algo como eso.
En el caso de que algo malo llegue a pasar... Debo cuidar bien a mi familia. Por ello el bienestar de Jungkook me angustia de sobremanera.
No puedo sentirlo, no puedo hablarle. Sus latidos no van al ritmo de los míos, de hecho, tampoco puedo sentirlos. Y cada vez que intento hablarle la cabeza me duele horrores. Aquel día en la sala ocurrió algo que jamás creí que pasaría. Algo anda mal, algo estoy pasando por alto.
No puede ser cualquier cosa si el alma de Yaveh me rechazó tan bruscamente y la mente de Jungkook parece tan ajena a la mía, a la de Venus.
—Sabes, me aburro mucho aquí —parpadeo, ella hace un gesto con los labios— ¿No estás harta de todo esto?
ESTÁS LEYENDO
Sunset Memories: The Death |Jeon Jungkook
FantasySEGUNDA PARTE DE «MOONCHILD» segundo libro de la saga Horti's Flowers. Han pasado años desde la problemática en el inframundo. Jungkook y Venus ahora tienen una bonita familia de seres divinos y cumplen con la misión de su existencia juntos. Pero nu...