Capítulo 36: parientes.
El festival fue más bien una ceremonia bastante bonita, debo admitir. Las brujas se encargaron de hacernos sentir cómodos en todo momento a pesar de estar en el mismísimo infierno. Me nombraron en múltiples ocasiones durante sus plegarias, y supe que todas sus peticiones y adoración hacia mí venían desde sus corazones, sentí cada palabra por todo mi cuerpo. Y pude sentir la vibración de su energía potente en mis astas.
No me sorprendió que hayan nombrado a la mujer de la cual soy custodio hoy durante la ceremonia de apertura, pero sí me causó cierta curiosidad. Parece ser que también es considerada una deidad, pero son conscientes al igual que nosotros que dicha palabra no la define completamente, pues la mujer que tengo justo al lado mientras caminamos rumbo al palacio infernal es muchísimo más que solo una diosa. Su nombre es Venus, como el planeta que ya no existe, y representa al igual que la simbología de su flor amor en su máxima expresión, belleza y sentimiento. Guardiana de un árbol que tiene más poder que todos aquí juntos, la rosa es el único ser de luz existente que es consciente de todo en todas partes. Que tiene el poder de predecir tu último aliento y devolvértelo si le has caído bien.
Su velo rojo transparente arrastra con cada paso que da al igual que su inusual vestido, camina a la par mía, ni un paso más ni uno menos. Nuestros pies descalzos no hacen el más mínimo ruido con cada paso sobre la tierra maldita por la que andamos, y con las manos tras la espalda escudriño cada tanto cualquier gesto que hace. No lo hago a propósito, realmente no puedo dejar de verla, siento que ya la he visto antes, pero no sé cuándo ni en dónde. Lo cual carece de sentido alguno, pues de no ser por Solaria no sabría siquiera que un ser como ella habita en este planeta.
Nos han mandado a llamar los demonios más influyentes de la capital. Los reyes de los demonios. No fueron vistos ni por error en el festival, y a quien menos vi fue a mi ya conocida amiga, la princesa Koré. Imaginé que al final no había conseguido venir.
—Le haré una pregunta, rey Luna.
Ni siquiera le he dicho que puede hacerla, pero es así. Hemos hablado muy poco durante todo este tiempo, me limité a observar y verificar que no hiciera nada que pudiera alterar las cosas debido a su peligroso poder, pero demostró ser bastante responsable. Hecho que me dio razones para sospechar del porqué he sido enviado a custodiarla realmente, no parece peligrosa aunque lo es, y no parece tener ninguna intención de desordenar todo contrario a lo que me hizo creer Solaria.
—¿Esos cuernos blancos… Para qué son?
De todo lo que pudo haberme preguntado se le ocurre fijarse en eso. Ruedo los ojos suspirando, no entiendo por qué siempre parece que mis astas se llevan el protagónico. Koré me preguntó lo mismo una vez.
—No son cuernos —señalo mi cabeza—, son astas. Y nací con ellas, su única finalidad es percibir energías.
—¿Como un radar?
—Un medio de comunicación —afirmo—. Los animales no hablan, al igual que las almas que siguen aquí e incluso la misma tierra —señalo con la mano abierta todo lo que nos rodea—. Es mi forma de escuchar y sentir a todo el mundo sin excepciones. A mí cargo está el cielo, pero debo enterarme de todo.
La rosa se queda un momento procesándolo, y no creo que sea porque le cueste entender, pero de igual manera pareciera que sí. Seguimos caminando sin parar, el palacio está a solo unos cuantos minutos y podemos verlo desde aquí. Me fijo en sus codos llenos de espinas peludas y verdes como el bosque, ha tenido los brazos cruzados desde que llegamos aquí y no parece que quiera bajarlos.
—Podría preguntarle yo a usted para qué son sus espinas, entonces.
Me mira unos segundos, no contenta con la pregunta, pero de igual manera eleva un poco las cejas y por un momento creo verla hacer el gesto de suspirar, solo que no lo hace. He notado que no respira, y que no he oído un solo momento a su corazón latir. No parpadea, no traga, no hay sangre corriendo por sus venas. Su cuerpo parece disfrutar de dar la impresión de estar vivo aunque así no sea por dentro, o esa es mi suposición.
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Sunset Memories: The Death |Jeon Jungkook
FantasiSEGUNDA PARTE DE «MOONCHILD» segundo libro de la saga Horti's Flowers. Han pasado años desde la problemática en el inframundo. Jungkook y Venus ahora tienen una bonita familia de seres divinos y cumplen con la misión de su existencia juntos. Pero nu...