Capítulo 30

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Capítulo 30: y la historia se repetía, a excepción de su final.

Mis recuerdos de esta vida… Son los más claros y hermosos, los menos dolorosos.

Soporté ser una asesina, una bruja, reina, plebeya, pirata, duende, ninfa, humana y hasta bimbaio. Soporté muchas vidas, me aferré con uñas y dientes a mi historia de amor. La misma historia de amor, la misma canción que se repetía y se repetía, haciéndome bailar un mismo patrón. Soporté las manos de un demonio sobre mi cuerpo, soporté embarazos mortales con los que no me podía encariñar porque eran fruto de mi desesperación por encontrar al hombre que no sabía que buscaba.

Soporté también criar a su hija, otra deidad. Una igual o incluso más destructiva que yo. Soporté a una princesa demonio celosa y maltratada, al rechazo de mi padre, al recelo de mi suegra y la traición de mi suegro. Soporté que todos hablaran mal de mí, como si todo fuera únicamente mi culpa. Como si no me hubieran usado, como si Jungkook nunca hubiera hecho nada malo.

Esperé que él hiciera muchas cosas durante todo este tiempo. Y esperé, y esperé, pero solo se escondió hasta que descubrió la verdad. Y entonces ya era demasiado tarde.

Soporté… Tantas muertes, tantas pérdidas, tantos recuerdos, tantas emociones e identidades para una misma persona.

Sería demasiado injusto pedirle a mi mente soportar mucho más ¿Verdad?

Porque no soy mortal, no soy común. Pero sigo teniendo debilidades, y también mis límites. He cruzado el mío demasiadas veces, y ya es momento de aceptar que no puedo seguir aferrándome a lo que tantas veces me ha demostrado que ya no es mío.

Debí aceptar nuestra primera muerte, debí dejar ir los recuerdos de nuestra primera vida. Debí dejar en paz a Jungkook, debí dejarlo sentir que encontrarme de nuevo sería la primera vez.

Corremos entre pasillos y pasillos dentro de este gran palacio con Saturno como guía. Jungkook sujeta mi muñeca sin intención alguna de soltarme y yo solo corro porque quiere que lo haga, sin objetar nada, sin expresión alguna. Llegamos a una torre y comenzamos a subir a toda velocidad, veo por las ventanas el resto del planeta y una lágrima solitaria deja un camino húmedo por mi mejilla.

Esto es un desastre, y merezco ser llamada negligente. Aprovecharme de mi cargo como Samsara para crear la reencarnación de los recuerdos es la evidencia más clara de eso.

Mi única prioridad es el árbol… Pero aún así, pareciera que yo hubiera nacido solo para enamorarme. Para enamorarme de un hombre, de una familia, de un confidente y de una amiga. Para soñar como una niña, para ilusionarme y estancarme.

Los dioses son dioses porque no tienen lo que a los mortales los hace débiles: sentimientos.

Stolas no debió permitir que Thánatos y Gaia siquiera me tocaran al nacer. Tal vez la parca no me habría querido como su reina, y Gaia no me habría llevado a ser testigo del eclipse que marcaría mi sentencia.

Ahora entiendo que lo único que debíamos hacer era dejar de extrañar la vieja versión de quienes amamos y simplemente aceptar que todo ha cambiado.

Aceptar y olvidar.

Cuando llegamos a la entrada de un pasadizo detuve mis pasos obligando a Jungkook a parar, Saturno también lo hizo cuando notó que ya no íbamos detrás de él.

—¿Me pueden explicar qué está pasando?

Jungkook se desesperó, lo supe porque suspiró y cruzó los brazos al mismo tiempo, desviando un segundo la mirada. Oh no, no me voy a ir hasta que me explique todo y él lo sabe.

Sunset Memories: The Death |Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora