Capitulo 18

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Capítulo 18: mientras más sepan, más problemas.

Una y otra vez, todas las noches. El mismo sueño, la misma sensación. Frío, agua... Llanto y desesperación.

Empezaba como un tranquilo río alumbrado por la luz lunar, y terminaba en una gran ola que se tragaba todo dejando todo y nada sumido en la oscuridad. Se oían gritos, se sentía el miedo, y la tierra temblaba como nunca.

Millones de años atrás se reunían los dioses, ese era otro sueño... Más bien, otra visión. En el núcleo solar la gran mesa estaba ocupada; Marte, Saturno, Juno, Plutón, Venus, Júpiter, y el Sol. Los dioses originales, las primeras personas en existir en ese mundo. Almas con cuerpo y personalidades distintas que discutían entre ellos sobre el destino del nuevo planeta y su diosa.

Terra, lugar de vida. Gaia, guardiana de sus terrenos.

Jimin vio el origen de todo, como Inanna y Shamash se enamoraban. Cómo nacían los bimbaio. Cómo eran creados los duendes, como las ninfas se reproducían siendo un pequeño error de un original. Vio en sus sueños como iban naciendo uno a uno los pilares del mundo, los semidioses. Cómo las sirenas tomaban posesión de los océanos, y también el nacimiento de dos deidades muy importantes.

Vio incluso cosas horripilantes del pasado y el futuro que lo despertaron de golpe. Con el sudor frío bajando por su espalda, y con el corazón tan acelerado que creyó que en algún momento se detendría.

—¿Qué ha sido eso? —susurró con la voz entrecortada, y no pudo evitar al instante cubrirse la boca con los ojos bien abiertos.

Comenzaba a hiperventilar.

Vio a Venus, una joven Venus salir de la playa en medio de la noche. Caminaba descalza como si danzara, y recorría los lugares más frondosos y espesos de los terrenos cercanos a su mansión. Desenterraba un libro que no logró distinguir, y luego lo leía en voz alta.

Jimin vio, lamentablemente, como de un momento a otro Venus se encontraba en el reino de abajo. Mientras dejaba que Adán tomara su mano y la besara, mientras le correspondía esa diabólica sonrisa.

Mientras se vendía inocentemente... Por libertad.

—¿Eso fue lo que hizo...? —susurró de nuevo abrazándose a sí mismo. Estaba asustado y preocupado, no lo podía creer— ¿Ella...? Oh Dios.

Jimin pasó las manos por su cabello negro, y temblando se encogió sobre su cama. Sintiendo que debía hacer algo pero sabiendo que en realidad no podía. Que todo había sido un contrato estúpido, un paso muy idiota por parte de una deidad adolescente que no quería aceptar su destino.

Adán estafó a Lyra y la engañó vilmente, pero ella no tuvo que haberse acercado en primer lugar.

Ahora todo cobraba más sentido... Todo parecía más claro.

Sin embargo, mientras la verdad salía a la luz el mundo entero se oscurecía. Se oscurecía por el miedo, por el pecado. Por el arrepentimiento y el dolor de un mal paso dado. El angel tuvo que respirar hondo para intentar calmarse, y se levantó de su cama a toda velocidad tomando en el camino la espada de su diosa enfundada. Salió descalzo y en pijama de su habitación cruzando el pasillo hasta llegar a la puerta de la habitación de Venus, y sin tocar solo la abrió.

Cómo esperaba no había nadie en la cama.

—Estamos perdidos. —fue lo único que dijo antes de salir.


 —fue lo único que dijo antes de salir

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Sunset Memories: The Death |Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora