Al día siguiente me decidí por entrar al limbo. Atravesé el espejo húmedo mojando mi cabello, pero este volvió a secarse casi al instante. Si algo recuperé cuando mi cuerpo se adaptó a la inmortalidad fue mi facilidad para manejar mi magia.
Pasé de crear portales con mucho nervio a detener el corazón de un ser vivo con una sola mirada o hacer crecer un árbol gigante en tiempo récord con chasquear los dedos.
Para entrar a mi reino existen protocolos que si bien no ocurre nada si no los cumplo, lo ideal es que siga mis propias reglas para no alterar nada del orden que yo misma he construido. Por eso siempre debo de llevar mi corona en la cabeza, el símbolo mayoritario que demuestra mi poder, que hace énfasis en mi liderazgo en este lugar, que destaca mi superioridad espiritual y resistencia física. También entro descalza para dejar las impurezas que mis zapatos pisaron afuera alejadas de mi sagrado sitio.
Y otras cosas simples como que debo de estar desnuda —esta parte no es obligatoria pero tampoco me incomoda— pero eso sí, con muchas, muchísimas joyas en el cuerpo entero. Cadenas en mi cuello, piernas, brazos. Plumas de mi ángel colgando de algunos collares de oro, rubíes en forma de rosas colgados de una delgada cadena dorada en mi cintura. Y huesos, huesos de animales y mortales muy pequeñitos incrustados en los anillos de mis dedos y pulseras en mis muñecas. Porque claro, no solo soy la vida sino también la muerte, la resurrección, el perdón y castigo de cualquier ser mortal y por supuesto, de cualquier alma castigada.
Es decir, los animales.
Porque claro está que los animales en su ignorancia son completamente inocentes, lo que no se sabe es que en sus cuerpos habitan almas de viles pecadores que no valoraron las cinco vidas que les otorgué y siguieron cometiendo actos atroces. A algunos los vuelvo cosas horripilantes, otros tienen el castigo de seguir viviendo pero en una forma y especie diferente.
Llegar hasta mi castillo de piedra lleno de enredaderas con espinas y flores a medio marchitar me toma poco tiempo pero regresar de él me lleva más de un día. Aún así es placentero venir cada que puedo. Este lugar es mío, ubicado en el final de todo y el comienzo de la misma nada.
Aquí estoy yo, esta es mi tierra, y esta mi apariencia de nacimiento; con los cabellos negros hasta las rodillas, con el iris pintado en un color rosa brillante, bañada en riquezas. El símbolo caliente de mi padre en mi hombro ilumina la oscuridad del pasillo que atravieso para entrar y me invade un escalofrío cuando mis pies descalzos perciben la frialdad de la roca del suelo. Y al final del túnel está la luz, una luz blanquecina que me hace cerrar los ojos de repente cuando salgo de él. Un bello jardín verde me recibe tan vivo, y un árbol gigante destaca junto a la verdadera entrada entre todo lo vivo. Mi árbol, el árbol que tanto cuido. Al igual que las almas él y yo nos mantenemos conectados, es el que me señala directamente las cosas como son.
Es la razón de mi existencia.
Con la mitad seca y la otra llena de frutos de todos los tipos, hojas verdes y flores diminutas de color verde. A sus pies, entre sus raíces, el montón de rosales rojos y la energía rosa que desprende es tan potente que puede verse como un gran aro de humo a su alrededor.
Cuando mi árbol está seco en su totalidad algo va mal conmigo y mi trabajo, y cuando está completamente vivo es que todo va muy bien lo que, irónicamente, también está mal. Porque nunca, jamás, las cosas pueden ser totalmente buenas o totalmente malas. Siempre debe de haber un balance entre ambos, y si yo no mantengo mi estabilidad el árbol me lo mostrará.
Justo ahora todo está bien, a pesar de que el compañero del que emocionalmente dependo no está tan cerca, todo está bien... Para mí.
Las almas que aquí viven me reciben tocando mi cabello, mis joyas e incluso mi cuerpo. Sus toques de cariño no son irrespetuosos, sus manos gélidas y traslúcidas solo demuestran que anhelan a mi persona cual bebé a su madre. Y como las que viven aquí siempre son las más pequeñas, es mucho más notorio.
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Sunset Memories: The Death |Jeon Jungkook
FantasíaSEGUNDA PARTE DE «MOONCHILD» segundo libro de la saga Horti's Flowers. Han pasado años desde la problemática en el inframundo. Jungkook y Venus ahora tienen una bonita familia de seres divinos y cumplen con la misión de su existencia juntos. Pero nu...