Capítulo 01

291 27 14
                                    

Capítulo 01: ¿Y qué pasará cuando el plan trazado cambie sin advertencia alguna ni ojos que lo pillen?

El sonido del filo de las espadas que provocaba cada choque entre ambas podía oírse de manera nítida y aguda cual película de guerra en la pantalla grande. Con las dos manos sostengo la empuñadura de mi espada azul metálico y esquivo una ráfaga de ataques que libera contra mí. Sonrío ladina cuando giro haciéndome a un lado y la espada ajena de color plata se incrusta en el árbol detrás de mí, la sonrisa en mi rostro se borra tan rápido como apareció.

Doy un respiro un tanto indignada, casi me apuñala, es bastante ágil con esta cosa.

Agitado él se da la vuelta y bloquea mi ataque en su espalda, entonces las espadas chocando con fuerza se quedan unidas en una lucha de fuerza por quien empuja con más insistencia, mientras nos miramos con fijeza en medio de retos silenciosos expresados con sonrisas. Jungkook enarca una ceja, divertido, gesto que me descoloca.

Y no sé cómo, pero de un momento a otro mi espada termina volando para luego ir a parar en el suelo, con él apuntándome con su propia arma. Mis cabellos largos se quedan en mi cara cuando la brisa vuelve a soplar con fuerza. Resoplo, soy muy buena espadachín pero no tanto como él.

—¿Ya admites que esto no es lo tuyo?

—Si tuviera mis flechas...

—Pero no las tienes, amor —habla en un tono juguetón, se regocija en mi derrota.

Su voz está rasposa por el agite y yo no digo nada, solo observo como la punta filosa de la hoja toca mi pecho y baja por él hasta mi abdomen en un recorrido lento sin lastimarme, elevo mis cejas por el movimiento tan agitada como él y luego, como si lo estuviera retando de nuevo, él se ríe burlón y termina rasgando mi pantalón, dejando una abertura en mi muslo interno.

Que maldito, esto es un juego para él.

—Tú —le llamo amenazante, me vuelve a apuntar pero sigo caminando hasta que de nuevo el filo está en mi pecho—... No coquetees conmigo.

—¿Por qué no? Tú siempre lo haces.

Iba a responder pero una presencia cercana llama nuestra atención y una rubia de ojos verdes, labios carnosos y expresión fastidiada nos mira de brazos cruzados mientras su vestido playero se agita por la brisa aquí afuera.

—Porque se nos hace tarde —vocifera— ¿Qué coño hacen? Ustedes, par de calientes ¡Vayan a arreglarse!

Sonrío haciéndole una señal con la cabeza a él, Jungkook suspira risueño asintiendo y termina soltando la espada. Esta al igual que la mía busca sola su sitio desvaneciéndose y cuando el hombre de cabello negro y ojos plateados pasa por mi lado extiende su brazo para enlazarlo con el mío, juntos caminamos detrás de Grecia quien como siempre se estresa por todo y nada.

Fin de semana es igual a un rato familiar, y no podemos perdernos algo como eso.

—Soy el mejor.

—Sí, sí, lo que digas.

No importa cuánto tiempo pase, Carlota Amalia para mí siempre será una maravilla de la que no podría aburrirme. Quizás porque la mayoría de las cosas que he vivido ocurrieron aquí, quizás porque fue aquí en dónde naci, porque es mi hogar o simplemente porque es una isla acogedora y hermosa de la que no se puede evitar enamorarse.

Una isla con una energía divina increíble.

Por eso venimos seguido a sus playas en dónde la energía se concentra mucho más, aunque sea una o dos veces al mes. Desde casi siempre hacemos esto, venimos a caminar por la orilla, nos metemos un rato al agua como el resto de las personas y luego disfrutamos de la comida de mar hasta que debemos regresar a nuestra vida cotidiana.

Sunset Memories: The Death |Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora