12. FEBRERO (Verano)

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KIHYUN

Volví a Brisbane. Volví a la rutina. A pintar.
Sin tener que ir a clase, los días se sucedieron unos detrás de otros. Pasaba las horas en la buhardilla, salía de vez en cuando a tomar algo con mis amigos a media tarde o acudía por las noches al apartamento de Minhyuk para cenar y dormir acurrucado a su lado.

Pero había una fisura en aquella monotonía.

Y esa fisura se llamaba Hyungwon.

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—Así que una feria de arte —comentó Minhyuk mientras me ayudaba a sacar una cacerola de uno de los armarios más altos. Le acababa de decir que acudiría a una ese fin de semana con Hyungwon y que expondría cinco obras—. ¿Vendrás a dormir?

—Sí, solo está a una hora en coche. ¿Quieres venir con nosotros? —lo miré un poco dubitativo, porque sabía que, si respondía que sí, la situación sería extraña, pero al mismo tiempo necesitaba desesperadamente que todo empezase a resultarme normal y, de momento, estaba lejos de conseguirlo.

Minhyuk sacudió la cabeza y suspiró.
—No puedo, tengo cosas que hacer.

Admiraba la serenidad de Minhyuk, su tranquilidad. Quizá porque yo era todo lo contrario, puro nervio e impulsividad. Me dejaba llevar por mis emociones; podía llorar por cualquier tontería o reírme de eso mismo hasta que me doliese la tripa, ir del blanco al negro en un pestañeo y darles tantas vueltas a las cosas que a veces me sentía como una centrifugadora.

—Dime lo que sea que estés pensando.

Se acercó a mí y me dio un beso suave.
—Pienso en lo increíble que eres.

—Lo preguntaba en serio —me reí.

—Y así te respondo. ¿Qué te preocupa?

—Esta situación, ya lo sabes. —Me senté en la encimera de la cocina mientras él ponía el agua a calentar y sacaba un paquete de pasta de la despensa—. Quiero que me digas lo que sientes si en algún momento algo te incomoda. No te lo calles, por favor.

Él respiró hondo antes de mirarme.
—Solo complicaría las cosas.

—Pues hazlo. Complícalo.

Yo siempre preferiría eso antes que el silencio.

—Me preocupa cómo te mira —soltó.

—No me mira de ninguna manera.

Minhyuk echó la pasta en el agua hirviendo.
—También que tú lo niegues.

—Si conocieses a Hyungwon, lo entenderías.

Me mordisqueé el labio. No quise ir más allá y contarle que no se fiase de las primeras impresiones con Hyungwon, que la realidad era más descafeinada que lo que su mirada prometía, que en el fondo «no quería tanto las cosas», tal como él me había dicho.

—¿Habéis hablado? —preguntó.

—¿A qué te refieres exactamente?

—Joder, Kihyun. A lo vuestro. Lo que pasó.

—De eso no había nada que hablar.

—¿Cómo puedes decir…?

—Somos amigos —lo corté alterado—. Y prefiero olvidar que compartimos algo más, porque si recuerdo todo eso, soy incapaz de perdonarlo. No hemos hablado y dudo que lo hagamos nunca; es algo que pasó, algunas cosas es mejor dejarlas atrás para seguir adelante sin llevar un lastre encima, ¿lo entiendes? Porque no puede ser de otra manera.

Lo que somos 2° Parte // HyungKi (Ad3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora