El amor puede presentarse de formas inesperadas y eso Wang Yibo lo descubrió al conocer a Xiao Zhan. Ambos se verán arrastrados por el deseo y la obsesión, iniciando un juego peligroso en el cual sus vidas serán llevadas al límite.
Deberán elegir e...
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—¿Este lugar no es muy costoso? —. Zhan toma su lugar frente a Yibo. — ¿Por qué no vamos a otro lugar?
—Hoy es un día importante para ti y debemos celebrarlo en grande. — Yibo sonríe. — Solo Disfrutemos la noche ¿Si?
Zhan asiente con una sonrisa, sosteniendo la mano del otro chico por debajo de la mesa.
Durante la cena, ambos mantuvieron una conversación bastante animada, disfrutando de cada cosa que decía la otra persona. Cuando llego la hora de partir, Yibo se encargó de pagar la cuenta y comprar una ración de pastel de luna para Zhan, el cual estaba encantado.
Al bajar de la Motocicleta, Zhan se quita el casco, mirando a su alrededor, cerciorándose de que no hubiera nadie, para lanzarse en los brazos de Yibo y besar aquellos labios que había deseado toda la noche.
—Fue una noche increíble, Gracias. — Zhan sonríe mostrando sus dientes.
—Me alegra haberte hecho feliz, en el futuro prometo llevarte a muchos lugares increíbles, solo dame tiempo, prometo que no te decepcionare, ahora ve adentro esta comenzando a nevar —Zhan asiente, regalándole un ultimo beso antes de entrar al edificio.
Yibo sonríe viendo la silueta del otro chico desaparecer en la distancia, volviendo a colocarse su casco para volver finalmente a casa, sin notar la presencia de Song Jingyi en el otro extremo de la calle.
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Zhan vuelve a su departamento con una sonrisa, recordando la manera en la que Yibo lo había hecho tan feliz esa noche, y es que estar a su lado un par de horas no era suficiente para el, quería verlo en cada momento del día, deleitarse con el sonido de su risa, en especial cuando llegaba a su casa, encontrándose a si mismo acompañado por la soledad.
Pero sin duda, su momento favorito del día fue cuando este le pidió subir a su motocicleta, nunca antes había subido a una y la idea de caerse le aterraba, pero cuando estaba junto a Yibo sus miedos y precauciones desaparecían, aferrándose a la cintura, cuando encendió su motocicleta, dejando la universidad atrás, como un pequeño punto a la distancia.
