Jin, un chico libre, que alguna vez fue separado del amor de su vida. Los prejuicios de su padre lo apartaron del hombre que amaba. Pero para él no todo estaba perdido.
Quiso luchar por su amor, pero, aveces las cosas no suceden como uno las planea...
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Jin después de subir a su habitación y vestir una playera, entró al despacho de su padre.
-Cierra la puerta. -ordenó el mayor.
Jin obedeció, caminando después hacia el asiento frente al escritorio.
El mayor levantó su mirada de los documentos que estaba leyendo, quitó sus anteojos y se recargó sobre el respaldo del sillón. Cruzó sus piernas mientras entrelazaba sus manos.
Jin tenía su mirada en cualquier otro lado, moviendo su pierna de arriba a abajo, solo esperando el sermón de su progenitor. Su rostro tenia algunos moretones producto de los golpes dados por el señor Kim, pero eso no le importaba, lo único que quería era salir corriendo en busca de su amor, saber cómo estaba, su corazón sufría al saber que había sido salvajemente golpeado.
-¿Qué pasa, Jin? ¿Te sientes nervioso?
-No.
-¿Seguro?
Jin lo enfrenta con una fría mirada. -Solo dime lo que quieres.
-Bueno, dijiste que te harías responsable de todo, ¿No es así?
-Si, lo dije.
El mayor se pone de pie, caminando alrededor del escritorio.
-Muy bien. Cómo podrás comprender no me gusta para nada lo que has echo, eso de revolcarte con ese marica, y darle la noche libre a los sirvientes...tiene sus consecuencias.
-Dime cuales son.
El mayor se sienta sobre la orilla del escritorio frente a su hijo.
Sus miradas estaban enfrentándose.
-Muy bien, para empezar, seguirás estudiando relaciones públicas internacionales, y...
-Sabes muy bien que esa carrera no me gusta yo...
-Me importa muy poco si te gusta o no, es algo que en el futuro te servirá. -Jin soltó un suspiro de desagrado sin dejar de mirar al señor Kim. -En segundo lugar dejarás de ver a ese marica...
-¡No lo llames así! -soltó el más joven con suma molestia.
El mayor se levantó perdiendo la poca calma que tenía.
-¡Eso es lo que es, al igual que tú! -regresó a su sillón volviendo a tomar la misma postura de antes. -Escucha Jin, de ninguna manera quiero que lo sigas viendo; mi reputación está en juego por tu maldita culpa. Así que cambiarás de universidad.
