Capitulo 16

9 2 0
                                    

Jin se había despedido de Namjoon, después de que el moreno le dejase en su habitación

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Jin se había despedido de Namjoon, después de que el moreno le dejase en su habitación.

El azabache no podía dormir pensando en lo que Namjoon le había revelado respecto al que siempre creyó su padre.

Tenía esa maldita duda ¿Era verdad que ese hombre no era su padre? De ser así sentiría que el rencor se convertiría en odio hacia ese hombre, porque ¿entonces con qué derecho se metía en su vida? Si tal vez hubiese sido bueno con él tal vez lo entendería, pero nunca fue de esa manera.

La única persona que podía sacarlo de esa duda era su madre.

Al siguiente día muy temprano Namjoon pasó por él a casa de la señorita Lucy, después de desayunar con la mayor, ambos salieron en la motocicleta del pelinegro rumbo a casa de la señora Kim.

-Me alegro que Taehyung y Jungkook hayan rescatado tu moto, mi amor.

-Si, yo también. -respondió dando un besito en los labios del más alto.

-Corazon, ¿Estás seguro de lo que quieres hacer?

-Si mi amor. Ella es la única que puede sacarme de esta duda.

Ambos montaron la motocicleta del mayor y tomaron el camino hacia la casa donde alguna vez vivió el azabache.

~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•

El timbre de la puerta de la gran residencia se escuchó.

Después de la muerte del señor Kim y de que Jin fuera por última a vez, la señora Kim se había quedado sola, a excepción de que Gloria el ama de llaves, la cocinera y el chofer siguieron trabajando para ella.

Gloria al salir al jardín para ver quién tocaba el timbre se quedó casi congelada al ver a su niño Jin después de tanto tiempo.

-¡Gloria! ¡Hola! ¿Puedes abrirme por favor? -expresó el azabache sonriendo a la mayor.

La mujer llevó sus manos a su boca sorprendida y entonces sonrió reaccionando, llendo rápidamente para abrir la gran reja.

Cuando Jin estuvo dentro la mujer lo abrazó con entusiasmo, casi soltando lágrimas de la emoción.

-¡Mi niño! Oh, Dios mío...¡estás aquí! ¡Estás aquí!

-Hola mi querida Gloria. -Jin la abrazó dando un besito en la frente de la mayor y soltando lágrimas también por el gusto que le daba verla de nuevo.

PRIMERO YODonde viven las historias. Descúbrelo ahora