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Al abrir sus ojos, no pudo evitar sonreír. Seguía en aquella casa, alejada de aquel lugar donde fue esclavizado y maltratado por años, todo gracias al Príncipe, quien lo diría.

Se sentó lentamente y observó el cuarto iluminado, quizás ya era medio día.

Se estiró y bostezó, se rascó su brazo y con pereza se levantó de la cama, se dirigió a su armario y sacó una camisa y un pantalón formal holgado, se desvistió y dejó su pijama sobre la cama, para así colocarse las prendas que eligió.

Una vez listos salió del cuarto y fue al baño, se cepillo sus dientes y acomodó su cabello.

—Mhm...Hoy podría comer zanahoria y algo de sopa...—Murmuró caminando hacía las escaleras. Al bajar analizó la casa por temor a un intruso.

Hyunjin le había comentado hace unos días que su padre sospechaba de sus escapadas y que quizás mandó a alguien a seguirle, por lo que al ir a visitarle tomaba desvió y hasta a veces llevaba a su caballo a un cuidadero y se iba en otro de diferente color.

Al bajar se dirigió a la cocina y reviso su canasta de verduras, sacó una zanahoria, una papa, un zapallo y champiñones. Haría una deliciosa sopa de verduras.

Dejó todo sobre la mesa y salió de la casa, para así prender una hoguera, la colocó estratégicamente lejos de los arboles y algo oculta del viento. Al ver que no se apagaba, entró de nuevo en su casa.

Se dedicó a limpiar, pelar y cortar. Una vez listo, metió todo dentro de una olla, y salió de la casa para colocar la olla en el fuego.

Se sentó cerca y observó la nada por minutos.

Al fin era libre, vivía solo, y no tenía que trabajar, Hyunjin le había dado monedas para vivir por semanas sin necesidad de pensar en si le alcanzaría. Estaba feliz, pero extrañaba al Alfa.

Habían transcurrido cuatro meses desde que escaparon del castillo, y Hyunjin tal y como dijo, lo visitaba cada vez que podía.

Y eso era lo malo, no siempre podía. Sabía de antemano que ser el Príncipe convella responsabilidades, pero no creyó que tantas, alguna veces lo visitaba cada cuatro días, pero otras cada una semana. El mes pasado solo lo vió tres veces.

Suspiró y bajó su mirada.

A decir verdad, la marca solo le ayudaba a sentir más su ausencia, pero a la vez le recordaba que el Príncipe estaba enamorado de él, y que haría lo que estuviera a su alcance para salir y venir a verle, aunque sea unas horas.

Tomó un palillo y jugó con la tierra.

—Hola—Se tensó y levantó su mirada al instante. Se aterró al ver una persona, vestía casual, no parecía un guardia, tampoco un escalvo, quizás era un pueblerino perdido, o un cazador.

Se levantó lentamente con su ceño fruncido.

—¿Quién eres?—Gruñó.

—Wouh, tranquilo—Le mostró sus palmas y sonrió.—No vengo a hacerte nada, no soy un Alfa sediente de cualquier Omega que vea, descuida

"¿Alfa? Ni siquiera puedo oler algo en él". Pensó confundido.

—¿Cómo llegaste...?

—Busco cerdos para mi familia, nada más, pero vi que estabas sentado aquí y pensé en preguntarte si sabías dónde hay

—¿Crees que te diría dónde hay cuando claramente puedo necesitarlos?—Levantó una ceja.

—No te veo con aires de querer matar animales—Se encogió de hombros y bajó sus manos.—Solo quiero comer, nada más

 The Prince ✙《 HyunSung 》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora