9. Cita

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Cuando Zeff llegó a la casa se encontró a su nieto acurrucado en el sofá con las luces apagadas y la televisión reproduciendo la película favorita de Sanji, Love Actually.

- Berenjena ¿qué tal el fin de semana?

- Hola viejo, muy tranquilo. Manta y peli sábado y domingo. ¿Terminaste con el papeleo del piso?

- Sí, vendido. Una preocupación menos. ¿Tienes hambre? Prepararé la cena en un rato

- Hay sobras en la nevera, no hace falta que cocines. Yo ya he cenado viejo y en cuanto termine la peli me iré a la cama. Anoche me acosté tarde viendo un maratón de Crepúsculo y estoy cansado - mintió Sanji, cuanto menos estuviese con Zeff menos probabilidades de que notara su resaca.

- Como quieras, subiré a ducharme entonces

Cuando acabó la película Sanji subió a su cuarto. Se puso el pijama y se metió en la cama.
Estuvo lo que le parecieron horas dando vueltas, enredándose en las sábanas. Cada vez que cerraba los ojos recordaba la noche anterior junto a Zoro.
Comenzó a sentir como el calor se apoderaba de él al pensar en las caricias del peliverde en su espalda, como sus ásperas manos recorrían su delgado cuerpo y sus húmedos besos.
Recordó lo mucho que le había excitado explorar el firme pecho del espadachín y sobre todo el camino de besos que dejó en su cuello, eso sin duda lo había encendido.
Acarició con las yemas de sus dedos la zona del cuello que Zoro había atendido y la sintió arder.

- Joder - exhalo Sanji mientras se levantaba y cerraba la puerta con seguro.

Se quitó los pantalones y volvió a a tumbarse en la cama comenzando a masturbarse para acabar de una vez por todas con su sofoco y el insomnio.

Zoro llegó a su apartamento vacío y se lanzó sobre el colchón. Sabía que Teach estaría fuera dos semanas por lo que no habría grandes altibajos en su vida esos días. Respiró tranquilo y una sonrisa boba se instaló en sus labios al pensar en el cocinero.

Se le había quitado un gran peso de encima al asegurarse de que Sanji no se sentía incómodo con la situación pues realmente el peliverde no quería presionarlo. Tenía claro que si el rubio quería hacerlo con él se esforzaría en que no tuviese que experimentar ninguna situación desagradable. No se perdonaría el hacerle daño.
Odiaba pensar que pudiese sentirse mal o tuviese que vivir algo similar a su primera vez, en la que su antiguo tutor cuando él tenía 12 años se coló en su cuarto mientras dormía y le obligó a hacerle una paja.
Sus visitas nocturnas se hicieron costumbre hasta que un año después la policía descubrió su laboratorio de coca y Zoro acabó en casa de Teach.

Marshall tenía la mano larga a la hora de dar golpes pero Zoro agradecía que casi nunca tuviese que acostarse con él. En tres años solo había pasado dos veces en las que Teach había llegado completamente drogado de madrugada tras una noche de juerga.

La última vez que le habían tocado había sido con Crocodile cuatro días atrás y aunque tampoco le gustó y fue doloroso por lo menos no sangró y había dinero de por medio. Le resultó asqueroso pero ahora se duchaba con agua caliente y no tendría que preocuparse por el dinero en una temporada.

Definitivamente sus experiencias sexuales eran una larga lista de abusos pedófilos y se alegraba de que por fin alguien de su edad se interesase por el y lo mejor de todo, Zoro por primera vez en mucho tiempo también estaba interesado.

Definitivamente le gustaba el rubio, le había parecido extremadamente atractivo la primera vez que lo vio y a pesar de no haberse puesto a pensar en él demasiado por acontecimientos en su horrible semana, la noche juntos de fiesta había intentado estar lo más cerca posible del cocinero.

CONOCIÉNDOTE (Sanzo/Zosan +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora